La analista María del Carmen Aceña ha presentado una lista de 12 deseos para Guatemala en el año 2026, con el objetivo de impulsar el desarrollo y el bienestar del país. En su reflexión de fin de año, Aceña hace un llamado a la unidad ciudadana y a trabajar en conjunto para lograr transformaciones en áreas clave como la salud, la educación, la infraestructura y la lucha contra la corrupción.
Entre los principales deseos de Aceña se encuentra que las familias guatemaltecas puedan estar más unidas, con espacios para escucharse, acompañarse y apoyarse. Asimismo, destaca la necesidad de emprender una "cruzada seria" contra la desnutrición crónica, que afecta a la mitad de los niños menores de 5 años, y de rediseñar el sistema de salud para garantizar una atención primaria digna y accesible.
En el ámbito educativo, Aceña desea que la educación pública se convierta en una verdadera puerta de oportunidades, donde leer, escribir, comprender y dominar las bases matemáticas y científicas no sean privilegios, sino derechos. Además, subraya la importancia de contar con maestros que sean "tutores de vida" y de aprovechar la tecnología, incluyendo la inteligencia artificial, para facilitar el aprendizaje.
Otro de los deseos de la analista es que Guatemala avance en materia de infraestructura, con carreteras funcionales, puertos y aeropuertos modernos, y una movilidad urbana pensada para el presente y el futuro. Asimismo, destaca la necesidad de contar con un sistema de justicia eficiente, capaz de responder con prontitud y sin presiones, y de seguir avanzando en la reducción de la violencia y el crimen organizado.
En el ámbito político, Aceña desea que el Congreso actúe con responsabilidad y sentido de país, priorizando el bien común por encima de intereses particulares, y que el Ejecutivo tenga un rumbo y prioridades claras, impulsando la transformación digital y la lucha frontal contra la corrupción.
Finalmente, la analista hace un llamado a los guatemaltecos a volver a tener fe en su país, destacando que los cambios no ocurren por inercia, sino por un compromiso ciudadano. "Con esperanza, trabajo y corazón, es posible construir un país más próspero, desarrollado y humano", concluye Aceña.












