Quito, Ecuador - La temporada navideña ha traído consigo una invasión de monigotes a la capital ecuatoriana, con una peculiaridad: entre las figuras de dibujos animados y superhéroes, también se encuentran representaciones de políticos y personajes famosos.
Unos 200 monigotes fueron traídos desde Guayaquil por Verónica Espín, quien los exhibe en una carpa blanca en el redondel de la tribuna sur del sector de Atahualpa. Los venderá a precios que van desde los $10 hasta los $70, dependiendo del tamaño, con la esperanza de ganar entre $1 y $2 por cada personaje.
Además de los clásicos personajes de dibujos animados, Espín trajo monigotes que representan al presidente Daniel Noboa, al futbolista Lionel Messi y a la capibara, uno de los animales más solicitados por los niños.
Pero Espín no es la única que ofrece estos peculiares artículos navideños. En un puesto cercano, Mario Chicaiza exhibe alrededor de 100 monigotes rellenos de papel con detalles más elaborados, que representan a policías, militares, agentes de tránsito y de limpieza.
Estos monigotes, cuya elaboración tardó varios meses, se venden a precios que van desde los $5 hasta los $7, dependiendo del nivel de detalle. Chicaiza explicó que el año pasado también tuvieron gran aceptación por parte del público.
Pero los monigotes navideños no se limitan solo a Atahualpa. En una distribuidora en el centro de Quito, se exhiben máscaras gigantes del presidente Noboa, junto a personajes de televisión clásicos como el Chavo del 8 y el alcalde Pabel Muñoz.
Cecilia Mosquera, propietaria de la distribuidora, recordó que el negocio de los monigotes navideños lleva 40 años en la familia, evolucionando desde los muñecos rellenos de aserrín hasta los actuales de papel.
Paúl Herrera, quien forma parte del negocio, explicó que la elaboración de un personaje tarda aproximadamente una hora, y que los más difíciles de hacer son los dragones y dinosaurios, mientras que los superhéroes son los más sencillos.
Con esta variedad de monigotes, los quiteños tendrán la oportunidad de decorar sus hogares con figuras que van más allá de los tradicionales Papá Noel y muñecos de nieve, incluyendo a sus líderes políticos y personajes de la cultura popular.
