En este cierre de año, con la campaña electoral a la vuelta de la esquina, los lectores de La Nación hacen un llamado a los candidatos presidenciales a practicar el ascetismo y la humildad, en contraposición al "resentimiento" y la "presuntuosidad".
En una serie de cartas publicadas en el medio, los ciudadanos resaltan la importancia de que los aspirantes al sillón presidencial sean "personas cabales" que sepan renunciar a ciertas cosas por realismo y accesibilidad, en lugar de querer "lograrlo todo" como "niños malcriados".
"La persona cabal practica una cierta forma de ascetismo, pues, sabe muy bien que en la vida no se puede lograr todo y, con humildad considera que está bien renunciar a ciertas cosas, simple y sencillamente porque estas no son realistas ni accesibles", señala Francisco Barrientos B., de Coronado.
Por el contrario, el "resentido" es descrito como un "presuntuoso cuyo pecho está compungido de expectativas; que lo quiere todo y odia a quienes le dicen que 'no'". Según Barrientos, este tipo de candidato "grita y demanda cual niño malcriado que lo dejen hacer lo que quiere" y "culpa a los demás de no alcanzar sus bríos".
Los lectores instan a los aspirantes a la Presidencia a tener presente esta distinción entre la "persona cabal" y el "resentido" en medio de la campaña electoral que se avecina. Consideran que es fundamental que los candidatos practiquen el ascetismo y la humildad para poder gobernar de manera efectiva.
"Enfermo de misantropía, se retira a la torre de su castillo a seguir odiando todo lo humano, creyendo al mismo tiempo ser un modelo de ejemplaridad", agrega Barrientos sobre el perfil del resentido.
Por su parte, Gustavo Halsband Leverato, de San José, celebra la "lluvia con sol" que ha traído "sonrisas en el corazón a niños y ancianos, y jóvenes y maduros", y espera que esta "lluvia de esperanza" y "lluvia de votos" cure la "melancolía" de los ciudadanos y les permita "ser mucho más persona en la democracia".
Los lectores parecen hacer un llamado a la sensatez y la moderación en medio de una coyuntura política que, como señalan, se perfila cada vez más convulsa y polarizada. La invitación a los candidatos es a practicar el ascetismo y la humildad, en contraposición al resentimiento y la presuntuosidad.












