Desde el pasado viernes, los bomberos de Melilla se encuentran trabajando sin descanso para controlar un incendio forestal que afecta al menos 70 hectáreas en la ciudad autónoma española.
Según informaron desde el Cuerpo de Bomberos, "se sigue trabajando incansablemente con el total de dotaciones, en todo el perímetro del incendio". Las llamas, que se iniciaron en una zona boscosa, han ido extendiéndose a lo largo de estos tres días, obligando a movilizar a todos los efectivos disponibles para intentar sofocarlas.
Las autoridades han destacado la complejidad del operativo debido a la topografía accidentada de la zona afectada, lo que dificulta el acceso y las tareas de extinción. Hasta el momento, no se han reportado víctimas, pero sí importantes daños materiales en la vegetación y algunos inmuebles de la zona.
El incendio se produce en un momento delicado para Melilla, que aún se encuentra recuperándose de los efectos de las fuertes lluvias y tormentas que azotaron la ciudad a finales de agosto, causando inundaciones y destrozos. Ahora, el nuevo desafío es controlar este incendio forestal que amenaza con expandirse aún más si las condiciones climáticas no mejoran.
Los bomberos continúan trabajando sin descanso, apoyados por efectivos de Protección Civil y la Unidad Militar de Emergencias (UME), para lograr sofocar las llamas y evitar que el incendio siga creciendo. Las autoridades han hecho un llamado a la población a extremar las precauciones y seguir las indicaciones de los servicios de emergencia.
Melilla enfrenta ahora una nueva crisis ambiental que pone a prueba la capacidad de respuesta de sus servicios públicos. La lucha contra este incendio forestal se perfila como una batalla crucial para proteger el delicado ecosistema de la ciudad y evitar mayores daños.
