Las relaciones entre sugar daddies y sugar babies han ganado cada vez más visibilidad en los últimos años, especialmente en redes sociales. Sin embargo, detrás de los lujosos regalos y experiencias, existe un entramado emocional y psicológico mucho más profundo, con importantes riesgos para quienes participan en estos vínculos.
Según la psicóloga y sexóloga María Fernanda Serrano, este tipo de relaciones no responde a una sola motivación, sino a necesidades emocionales y contextuales distintas en cada persona. Quienes asumen el rol de sugar baby a menudo buscan estabilidad económica, apoyo o una sensación de cuidado y validación que no han encontrado en otros vínculos, mientras que los sugar daddies suelen encontrar en estas dinámicas una forma de sentirse deseados, admirados o con una posición de control.
No obstante, el psicólogo y sexólogo Rodolfo Rodríguez advierte que estas relaciones son inherentemente asimétricas, con una de las partes quedando más expuesta emocionalmente. Además, la capacidad de los sugar daddies de cambiar de sugar baby o sostener varios vínculos en paralelo refuerza la desigualdad de poder dentro de la dinámica.
Serrano señala que, a corto plazo, algunas personas jóvenes deciden asumir el rol de sugar baby pensando en los beneficios inmediatos, pero con el tiempo pueden aparecer dinámicas de dependencia emocional y económica, así como un progresivo alejamiento del entorno familiar y de la propia realidad. Esto puede afectar directamente la autoestima y la percepción del propio valor, llegando incluso a derivar en formas de violencia psicosocial, manipulación o explotación.
Los expertos coinciden en que es fundamental trabajar en la construcción de valores, principios y autoestima desde edades tempranas, para que los jóvenes aprendan a poner límites y a construir vínculos donde el afecto y el valor personal no dependan del dinero, el estatus o la validación externa. Serrano finaliza que no se trata de juzgar estas relaciones, sino de invitar a la reflexión sobre si ese vínculo realmente permite crecer emocionalmente o si "solo cubre necesidades inmediatas a un costo personal que puede llegar a ser muy alto cuando la relación termine".











