En una de las decisiones más polémicas y controvertidas de la historia argentina, el 28 de diciembre de 1990 el entonces presidente Carlos Menem firmó una serie de decretos a través de los cuales indultó a los máximos responsables de la última dictadura militar, así como también a líderes guerrilleros condenados por violaciones a los derechos humanos.
Apenas cinco años después del histórico "Juicio a las Juntas" realizado durante el gobierno de Raúl Alfonsín, Menem decidió poner en libertad de manera inmediata a figuras como Jorge Rafael Videla, Emilio Eduardo Massera, Orlando Ramón Agosti, Roberto Eduardo Viola, Armando Lambruschini, Leopoldo Fortunato Galtieri, Reynaldo Bignone, entre otros jerarcas de la dictadura cívico-militar. Además, también indultó al ex líder guerrillero Mario Firmenich.
En aquel momento, Menem justificó los indultos argumentando que tenía "la autoridad moral" para hacerlo, en un intento por cerrar las heridas del pasado y promover la reconciliación nacional. Sin embargo, esta decisión generó una enorme polémica y rechazo en amplios sectores de la sociedad argentina, que la consideraron un avasallamiento de la justicia y una traición a la memoria de las víctimas de la dictadura.
Años después, en 2003, el Congreso de la Nación declaró la nulidad de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, lo que permitió que algunos jueces comenzaran a declarar inconstitucionales aquellos indultos referidos a crímenes de lesa humanidad. Finalmente, en 2006 la Cámara de Casación Penal, máximo tribunal penal de Argentina, consideró que los indultos concedidos en delitos de lesa humanidad eran inconstitucionales, decisión que fue confirmada en 2010 por la Corte Suprema de Justicia.
De esta manera, el escándalo por los indultos otorgados por Menem a militares y guerrilleros condenados por violaciones a los derechos humanos sigue siendo uno de los episodios más oscuros y controvertidos de la historia política argentina reciente. Un capítulo que aún hoy genera debates y cuestionamientos sobre los límites de la justicia y la reconciliación en un país que aún procesa las heridas de su pasado dictatorial.











