La violencia que azota el este de la República Democrática del Congo (RDC) ha obligado a unas 500.000 personas a abandonar sus hogares, según ha alertado el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU. La agencia humanitaria necesita con urgencia 406 millones de dólares para sostener sus programas de asistencia en la RDC, Burundi y Ruanda.
El recrudecimiento de los enfrentamientos entre el Ejército congoleño y el grupo rebelde Movimiento 23 de Marzo (M23) ha provocado un éxodo masivo de población en la provincia de Kivu del Sur. Cynthia Jones, directora interina del PMA en la RDC, advirtió que "no sólo quienes se ven obligados a huir se encuentran en extrema necesidad, sino que las familias que les han proporcionado refugio (...) están compartiendo sus últimos alimentos con sus vecinos desplazados, sumiéndolos a todos en la desesperación más absoluta".
Además de la falta de alimentos, los servicios básicos en la zona están al borde del colapso. Los centros de salud han sido saqueados, no hay agua potable y las escuelas permanecen cerradas, dejando a unos 391.000 niños sin escolarizar. El PMA ha distribuido paquetes de supervivencia, pero miles de desplazados también han buscado refugio en países vecinos, desbordando la capacidad de los programas humanitarios.
"Sin apoyo urgente y financiación adicional, no podemos responder a una crisis que se tambalea al borde de una catástrofe de hambre", concluyó Jones.
La ofensiva del M23 se produjo después de que los presidentes de la RDC y Ruanda firmaran un acuerdo de paz en Washington el pasado 4 de diciembre, con la mediación de Estados Unidos. Desde entonces, ambas partes se han acusado mutuamente de violar el acuerdo.
Tras tomar la ciudad de Uvira, el M23 anunció su retirada a petición de Estados Unidos, aunque los combates continúan al sur de la ciudad y numerosos refugiados han cruzado a Burundi. Francia y Estados Unidos han pedido al grupo rebelde que cumpla con los compromisos de alto el fuego y se retire a al menos 75 kilómetros de Uvira, mientras EE.UU. también advirtió de que las "acciones de Ruanda" en la región constituyen "una clara violación de los Acuerdos de Washington".
El este de la RDC vive un conflicto sostenido entre grupos rebeldes y el Ejército desde 1998, pese al despliegue de la misión de paz de la ONU (MONUSCO). La crisis humanitaria actual evidencia la necesidad urgente de una solución duradera que ponga fin a décadas de violencia en la región.
