La historia de Esther y otras mujeres que huyen de la violencia de género en sus países de origen y se enfrentan a nuevos peligros en su travesía hacia Europa revela los enormes riesgos que corren las migrantes que emprenden este camino. Desde ser víctimas de trata y explotación sexual hasta sufrir agresiones durante el viaje, las mujeres migrantes encaran amenazas adicionales a las que enfrentan los hombres.
Si bien el número de mujeres que llegan a Europa como solicitantes de asilo ha ido en aumento, muchas ven denegadas sus solicitudes por falta de reconocimiento de la violencia de género como motivo válido. Organizaciones denuncian que los sistemas de asilo no están preparados para abordar adecuadamente los traumas y necesidades específicas de estas mujeres.
El relato de Esther, quien tras ser engañada y explotada sexualmente en Libia logró finalmente obtener el estatus de refugiada en Italia después de años de lucha, ejemplifica los enormes obstáculos que deben superar las mujeres migrantes. Su historia pone de manifiesto la urgente necesidad de que los países europeos refuercen la protección y el apoyo a este colectivo vulnerable.












