A diez años de la muerte de Douglas Tompkins, el legado ambiental que dejó en la Patagonia chilena se ha consolidado como uno de los más importantes a nivel mundial. Tompkins, un empresario estadounidense que se convirtió en un apasionado conservacionista, adquirió extensas tierras en Chile y Argentina para protegerlas y devolverlas al Estado, dando origen a una red de parques nacionales que hoy abarcan casi 12 millones de hectáreas.
La visión de Tompkins, que en su momento despertó sospechas y resistencias, se ha transformado en una oportunidad para el desarrollo local, el empleo y el orgullo por lo propio. Parques como Pumalín y Patagonia, así como la Ruta de los Parques de la Patagonia, son hoy íconos de la conservación y el turismo sustentable en la región.
Más allá de la creación de estas áreas protegidas, el legado de Tompkins radica en haber abierto una conversación inédita sobre el desarrollo económico como consecuencia de la conservación. Mientras el concepto de "rewilding" (restauración de ecosistemas) apenas se conocía, él ya lo estaba poniendo en práctica, demostrando que una visión audaz puede cambiar el destino de un territorio.
A diez años de su partida, la directora ejecutiva de la Fundación Rewilding Chile, Cristián Soto, señala que recordar a Tompkins no es mirar al pasado, sino renovar el compromiso con el futuro de Chile y la Patagonia. Su obra, más que un acto filantrópico, fue una declaración de confianza en el país y en sus comunidades, que hoy se traduce en paisajes que sentimos como propios.












