En febrero de 2019, las autoridades migratorias dominicanas negaron la entrada al país al financiero estadounidense Jeffrey Epstein, conocido por ser un agresor sexual registrado en Estados Unidos. Epstein había notificado con antelación su intención de realizar una visita de un solo día a Puerto Plata, pero al aterrizar en el Aeropuerto Internacional Gregorio Luperón, fue retenido durante varias horas y finalmente obligado a regresar de inmediato a Estados Unidos.
Según documentos judiciales divulgados posteriormente, Epstein había enviado un correo electrónico a las autoridades de las Islas Vírgenes estadounidenses informando sobre su itinerario completo, que incluía aterrizar en Puerto Plata alrededor de la 1:00 de la tarde del 19 de febrero de 2019 y regresar ese mismo día a Palm Beach, Florida.
Sin embargo, las autoridades dominicanas no habían sido notificadas previamente sobre la llegada de un agresor sexual registrado, lo que provocó su rechazo migratorio. De acuerdo con una carta enviada por la defensa de Epstein, la omisión de esta notificación por parte de la oficina estadounidense correspondiente fue la causa del incidente.
El expediente indica que Epstein no llegó a abandonar el aeropuerto ni se le imputó delito alguno en territorio dominicano, limitándose el caso a una inadmisión migratoria. No obstante, este episodio tuvo repercusiones inmediatas en el régimen de supervisión al que estaba sometido Epstein en Estados Unidos.
Tras el rechazo en República Dominicana, la entonces fiscal general interina de las Islas Vírgenes, Carol Thomas-Jacobs, revocó el procedimiento flexible de notificación de viajes que Epstein había estado utilizando durante años. A partir de entonces, se le exigió comparecer en persona con al menos 21 días de antelación para cualquier viaje internacional, entregar un itinerario detallado y notificar presencialmente cualquier modificación.
El expediente judicial incluye una extensa cadena de correos que refleja confusión y desacuerdos administrativos entre Epstein y las autoridades de las Islas Vírgenes en torno a los requisitos de notificación de sus viajes. Esto evidencia la estrecha vigilancia a la que estaba sometido Epstein en sus movimientos, incluso antes de su arresto y muerte en 2019.
