La trágica muerte de Leticia Rodríguez, una mujer hondureña de 40 años asesinada el pasado viernes en Nicoya, Guanacaste, ha revelado una historia de rápido enriquecimiento y un estilo de vida ostentoso.
Según las investigaciones, Rodríguez inició como propietaria de una sencilla soda en el barrio San Martín de Nicoya, pero en pocos años logró acumular una impresionante fortuna. Entre sus bienes se cuentan siete motocicletas de alto valor, un cuadraciclo, un tractor, un vehículo Toyota Hilux avaluado en más de 16 millones de colones, así como varios inmuebles en Nicoya y Nandayure.
Además, Rodríguez figuraba como dueña de una casa de empeños en Santa Cruz y se le atribuían préstamos informales conocidos como "gota a gota". Su compañera sentimental, Meylin Álvarez, también registraba actividades comerciales como salones de belleza y peluquerías.
En sus redes sociales, la víctima exhibía un estilo de vida lujoso, con publicaciones que mostraban joyas, dinero en efectivo, viajes, ganado y propiedades. Incluso, en diciembre del año pasado, Rodríguez presumió la adquisición de un automóvil cuyo valor superaba los 40 millones de colones.
Pese a este nivel de bienes, en el Ministerio de Hacienda la mujer reportaba un salario mensual de apenas 350 mil colones, lo que ha despertado sospechas sobre el origen de su riqueza.
El ataque en el que Rodríguez perdió la vida ocurrió el viernes por la tarde, dentro de un establecimiento comercial donde se encontraba junto a Álvarez. Dos sujetos encapuchados ingresaron al lugar y, sin mediar palabra, abrieron fuego en múltiples ocasiones, hiriendo de gravedad a Álvarez y asesinando a Rodríguez.
Las autoridades continúan investigando el caso para esclarecer los hechos y determinar el móvil del crimen. Por ahora, se desconoce si el rápido enriquecimiento de Rodríguez y sus actividades económicas tuvieron alguna relación con el ataque.









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