Cuba y Venezuela han denunciado enérgicamente el supuesto robo de un buque petrolero venezolano en aguas del Caribe por parte de fuerzas militares de Estados Unidos, calificándolo como un acto de "piratería" y "terrorismo marítimo" que viola el derecho internacional.
Según los informes, la secretaria de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Kristi Noem, compartió imágenes de la captura del buque en las redes sociales. Por su parte, el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, condenó el hecho en Twitter, afirmando que constituye una "grave violación del Derecho Internacional" que "merece la condena de todos los pueblos amantes de la paz".
Por su lado, la vicepresidenta ejecutiva de Venezuela, Delcy Rodríguez, confirmó que el ataque fue perpetrado por fuerzas militares estadounidenses en aguas internacionales, calificándolo como un "crimen de lesa humanidad contra la navegación y la soberanía de los pueblos". Rodríguez señaló que el incidente viola flagrantemente varios tratados y convenios internacionales, incluida la Carta de las Naciones Unidas.
Este tenso incidente se produce en un contexto de crecientes tensiones entre Estados Unidos, Cuba y Venezuela, países que mantienen relaciones diplomáticas deterioradas desde hace años. La denuncia de Cuba y Venezuela sobre este supuesto acto de "piratería" por parte de EEUU podría elevar aún más las ya tensas relaciones entre estas naciones.
Expertos en derecho internacional marítimo han señalado que, de confirmarse los hechos, el incidente podría tener graves implicaciones y ser considerado una violación flagrante del derecho internacional. Tanto Cuba como Venezuela han exigido una investigación exhaustiva y la rendición de cuentas por parte de Estados Unidos.
Hasta el momento, el gobierno estadounidense no se ha pronunciado oficialmente sobre las acusaciones de Cuba y Venezuela. Sin embargo, este episodio amenaza con generar una nueva crisis diplomática en la región, con potenciales consecuencias en el ámbito político, económico y de seguridad.










