Las disputas por la posesión de tierras comunitarias entre los pueblos de Nahualá y Santa Catarina Ixtahuacán, en el occidente de Guatemala, han desencadenado una ola de violencia que se prolonga por décadas, con enfrentamientos armados que han dejado decenas de víctimas mortales.
Según un reportaje de Prensa Libre, el más reciente choque ocurrió el 13 de diciembre de 2025, cuando se registraron 13 muertes. Si bien las autoridades investigan un supuesto ataque de un grupo armado de Nahualá contra un destacamento del Ejército, testigos de la zona aseguran que las víctimas eran habitantes de ambos municipios, no delincuentes.
"Acá es claro que existe un problema de años, algo que no se va a arreglar pronto. Hay muertos, y no son delincuentes del crimen organizado, como los llama el Gobierno. Esta gente muerta tiene apellidos de acá porque son de Nahualá. No eran desconocidos, y menos, sicarios", afirma Juan, un comerciante de Nahualá.
La disputa por la propiedad de las tierras comunitarias es el origen del conflicto, que se ha recrudecido con el paso de los años. Ambas comunidades acusan a la otra de invasión y reclaman el derecho sobre esos terrenos.
"Es que todo está en la historia, y hemos crecido con la idea de que el otro municipio es un invasor, por lo menos así lo entiendo siendo de Nahualá. La gente acá necesita tierra para producir, y de pronto te encuentras a otro en tu tierra y no la puedes usar. Allí está el problema, así lo pensamos y lo vemos", explica Juan.
Pese a los intentos de mediación de diferentes gobiernos, el conflicto persiste. Tanto habitantes de Nahualá como de Santa Catarina Ixtahuacán coinciden en que no se vislumbra una solución a corto plazo, y temen que la violencia continúe cobrando más vidas.
"Esto está fatal. Adentro de Nahualá hay gente que quiere paz, y yo me incluyo. Tengo un hijo de cinco años y le repito que pelear con Ixtahuacán es una pelea tonta, porque Dios da para todos, y la tierra puede ser para todos. Pero, así como yo soy clara, no quiero pelear y menos matar", afirma Julia, otra vecina de Nahualá.
Por su parte, Mauricio, un agricultor de Santa Catarina Ixtahuacán, reconoce la existencia de grupos armados en su comunidad que se han formado para defender las tierras, y asegura que "la pelea es porque hay poca tierra para trabajar". Sin embargo, lamenta que la violencia se haya recrudecido con el paso del tiempo.
"Antes se peleaban con machetes; alguien quedaba herido, luego muerto, y ahora hasta hay más de una docena de muertos, usando metralletas para disparar. Todo es más fuerte, y la gente sigue muriendo", señala.
Mientras las autoridades intentan encontrar una solución a este conflicto histórico, las comunidades de Nahualá y Santa Catarina Ixtahuacán siguen sumidas en un espiral de violencia que parece no tener fin.
