La creciente tensión entre Estados Unidos y Venezuela ha provocado la mayor concentración militar en el Caribe desde el fin de la Guerra Fría. Esta situación recuerda a la invasión de Panamá en 1989, cuando el gobierno de George H.W. Bush derrocó al presidente Manuel Noriega acusado de narcotráfico. Sin embargo, existen más diferencias que similitudes entre ambos escenarios.
Si bien en ambos casos Washington acusa a un gobernante latinoamericano de estar involucrado en el narcotráfico, lo que justifica un fuerte despliegue militar, las circunstancias políticas y geopolíticas son muy distintas. Mientras Noriega había sido un activo de la CIA durante años, con pruebas contundentes de su participación en el tráfico de drogas, el caso de Nicolás Maduro es más complejo y controvertido.
El gobierno de Trump ha impuesto sanciones a varios miembros de la familia de Maduro acusados de narcotráfico, pero muchos analistas cuestionan si realmente existe un "Cartel de los Soles" formal, o si se trata más bien de una alianza flexible de funcionarios corruptos. Maduro y su administración niegan categóricamente estas acusaciones.
Otra diferencia clave es el contexto geopolítico. La invasión de Panamá tuvo lugar en plena Guerra Fría, mientras que la actual tensión entre EE.UU. y Venezuela se enmarca en un mundo multipolar, con China y Rusia como actores importantes. Esto agrega una capa de complejidad adicional a la situación.
A pesar de los paralelismos, el conflicto actual entre Washington y Caracas parece ser menos convencional que la invasión de 1989. Sin embargo, la situación sigue siendo extremadamente volátil, con el potencial de estallar en cualquier momento, como ocurrió con la muerte del teniente Robert Paz que desencadenó la invasión de Panamá. La lección de aquel episodio es que, aunque las circunstancias hayan cambiado, el riesgo de una escalada militar sigue latente.












