La huelga de 24 horas convocada por los transportistas de Bolivia para este viernes tuvo un fuerte impacto en el país, con bloqueos de calles y el repliegue de buses de servicio público en varias ciudades, en rechazo al decreto que eliminó la subvención a los combustibles.
En La Paz, la capital y sede del gobierno, los conductores cerraron con sus vehículos las principales calles del centro histórico, así como en las zonas este, oeste y sur de la ciudad, impidiendo incluso la circulación de automóviles particulares. En la vecina El Alto, los chóferes bloquearon el principal punto de conexión entre ambas urbes.
Las avenidas que conectan con carreteras hacia otros departamentos y provincias también fueron cerradas con camiones y algunos buses, obligando a la población a desplazarse a pie o hacer transbordos en vehículos y motocicletas que ofrecían el servicio. Mientras tanto, en Santa Cruz, la ciudad más poblada, los transportistas replegaron sus autobuses, aunque sin afectar el tráfico vehicular de otros sindicatos y vehículos particulares.
El ministro de Obras Públicas, Mauricio Zamora, convocó a los sindicatos a mesas de diálogo para este viernes y el lunes, ante la demanda del sector de derogar el decreto 5503, que estableció aumentos de hasta el 162% en el precio de los combustibles.
Esta medida, justificada por el gobierno de Rodrigo Paz como necesaria para evitar un gasto insostenible de 3.500 millones de dólares en 2026, va acompañada de otras como el incremento del salario mínimo y de los bonos a estudiantes y adultos mayores. Sin embargo, el exmandatario Evo Morales emplazó al gobierno a anular el decreto y amenazó con movilizaciones de sus sectores afines si no lo hace este fin de semana.
La protesta de los transportistas, que se suma a la de comerciantes afectados, pone de manifiesto la tensión social generada por la eliminación del subsidio a los combustibles, una medida que el gobierno considera inevitable pero que enfrenta una fuerte oposición en Bolivia.
