La búsqueda del sospechoso de asesinar a dos estudiantes y herir a otras nueve personas en la prestigiosa Universidad de Brown, en Providence, Rhode Island, llegó a su fin el pasado jueves por la noche. Las autoridades confirmaron que el hombre, identificado como Claudio Manuel Neves Valente, de 48 años y nacionalidad portuguesa, se suicidó de un disparo cuando estaba a punto de ser capturado.
Neves Valente, quien ingresó a Estados Unidos en el año 2000 con una visa de estudiante y obtuvo la residencia permanente en 2017, era un antiguo alumno de Brown. Según las investigaciones, también se le culpa del asesinato de un profesor del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) ocurrido el lunes anterior.
La persecución del sospechoso mantuvo en vilo a la región de Nueva Inglaterra durante toda la semana, especialmente después de que las autoridades anunciaran la captura de un culpable para luego liberarlo sin cargos al día siguiente. Finalmente, gracias a la colaboración de un informante que recibió una recompensa de $50,000, los agentes lograron rastrear a Neves Valente hasta un almacén en Salem, New Hampshire, donde se encontró su cuerpo sin vida.
En una conferencia de prensa, el jefe de policía de Providence, Óscar Pérez, confirmó que el sospechoso se suicidó cuando estaba a punto de ser detenido. Asimismo, la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, anunció que la Administración de Trump suspenderá indefinidamente el programa de la "lotería de la diversidad", del cual se benefició Neves Valente para obtener su residencia permanente.
Aún no está claro qué motivó a Neves Valente a cometer estos crímenes. Según las autoridades, el sospechoso y el profesor asesinado en Boston estudiaron en la misma universidad en Lisboa, el Instituto Superior Técnico, pero se desconoce si existía alguna relación entre ellos.
La comunidad de la Universidad de Brown y la ciudad de Providence se encuentran conmocionadas por estos hechos. El alcalde de Providence, Brett Smiley, expresó su deseo de que los vecinos puedan "dormir tranquilos por fin", aunque reconoció que la cura de las heridas que dejó esta tragedia aún tendrá que esperar.
