La escalada de tensión entre Estados Unidos y Venezuela alcanzó un nuevo punto crítico después de que el presidente Donald Trump ordenara un bloqueo naval total a todos los barcos petroleros sancionados que entren o salgan del país caribeño.
La medida, que Trump justificó alegando que el "régimen ilegítimo de Maduro" utiliza el petróleo "robado" para financiar actividades terroristas y narcotráfico, provocó una fuerte reacción del gobierno venezolano. Nicolás Maduro ordenó a la Armada escoltar varios buques que transportan crudo y derivados, aumentando así el riesgo de un posible enfrentamiento en alta mar.
Tanto China como Rusia, aliados clave de Venezuela, condenaron enérgicamente la "presión unilateral" de Estados Unidos. Pekín advirtió que apoya a Caracas en la defensa de su soberanía, mientras que Moscú acusó a Washington de planear incluso "operaciones terrestres" contra el país.
Por su parte, el secretario general de la ONU, António Guterres, hizo un llamamiento a la moderación y a la reducción inmediata de la tensión entre ambos países, instándolos a respetar el derecho internacional.
La orden de Trump se produce después de que el mandatario estadounidense advirtiera que la "conmoción" sería como "nunca antes" hasta que Venezuela devuelva el petróleo que, según él, robó a Estados Unidos. El bloqueo se mantendrá, según Trump, hasta que Maduro ceda.
La crisis energética y geopolítica en torno a Venezuela se agrava así aún más, con el riesgo latente de un posible enfrentamiento militar entre las dos naciones. Los expertos advierten que las consecuencias de una escalada podrían ser devastadoras para la región.












