El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, ha acusado a Occidente de interferir en las elecciones presidenciales rusas de 2024, en las que Vladimir Putin se impuso con cerca del 90% de los votos, y ha advertido que esta injerencia podría repetirse en los comicios a la Duma Estatal (Cámara Baja del Parlamento) de 2026.
Lavrov afirmó que "se emplearon métodos muy diversos" para desacreditar la "libre expresión de la voluntad popular" y cuestionar la legitimidad y legalidad del proceso electoral. Según el ministro, esto ocurrió "en todas las etapas de la campaña electoral", desde el anuncio de los candidatos hasta el recuento de los resultados.
El jefe de la diplomacia rusa también cuestionó la posición de las autoridades de la Unión Europea, que exigen a la Administración de Donald Trump que no se inmiscuya en las elecciones europeas, pero "confiesan de manera sincera" que ayudarán a otros países a combatir la supuesta injerencia en sus procesos electorales. Lavrov calificó esta actitud como "neocolonialismo electoral" y la consideró "una amenaza muy definida para los países de la mayoría mundial".
Además, Lavrov advirtió que esta supuesta injerencia europea en los procesos electorales de otros países volverá a repetirse en las futuras elecciones ucranianas, aunque quedará por ver "cómo Occidente las orquestará". En este sentido, el ministro ruso hizo una referencia al presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, al señalar que "es hora de honrar el cargo o pedir al pueblo que vuelva a expresar su opinión sobre ti".
Las declaraciones de Lavrov se producen en un momento de tensión entre Rusia y Occidente por la guerra en Ucrania y las sanciones impuestas a Moscú. El Kremlin ha denunciado en repetidas ocasiones lo que considera una campaña de desinformación y manipulación de la opinión pública por parte de los países occidentales.












