Autoridades internacionales investigan dos incidentes ocurridos en diciembre de 2025 en los que aviones civiles y militares de Estados Unidos casi colisionan cerca del espacio aéreo venezolano, elevando las preocupaciones por la seguridad de la aviación en la región.
El primer incidente tuvo lugar el 15 de diciembre, cuando los pilotos del vuelo 1112 de JetBlue, que viajaba de Curazao a Nueva York, tuvieron que detener abruptamente su ascenso por la aparición repentina de un avión cisterna militar estadounidense que cruzó frente a su trayectoria. En este caso, el transpondedor del avión militar, que transmite su posición, se encontraba apagado, lo que dificultó su detección oportuna por los sistemas de vigilancia.
Apenas un día después, el 16 de diciembre, se registró un nuevo incidente cerca de las costas de Venezuela. En esta ocasión, los pilotos de un jet privado Falcon 900EX, que viajaba de Aruba a Miami, reportaron a los controladores de tráfico aéreo en Curazao un encuentro peligroso con una aeronave cisterna de reabastecimiento de la Fuerza Aérea de Estados Unidos. Según las transcripciones de radio, el piloto del jet ejecutivo describió la situación como crítica, indicando que el avión militar "estaba realmente cerca" y que estaban "ascendiendo directamente hacia él" a una altitud de aproximadamente 7.900 metros.
Estos incidentes se suman a una serie de denuncias recientes sobre violaciones de aeronaves militares estadounidenses a la regulación internacional para garantizar la seguridad aérea en la región. El pasado 12 de diciembre, por ejemplo, fueron detectados cuatro aviones de guerra estadounidenses cerca de las costas venezolanas, y a inicios de octubre, Venezuela detectó otro grupo de aparatos.
Ante esta situación, múltiples organismos han iniciado revisiones. El Comando Sur de Estados Unidos confirmó que está "al tanto de los reportes recientes sobre operaciones de aeronaves militares estadounidenses en el Caribe y actualmente están revisando el asunto". Por su parte, la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) de EE.UU. y la Junta de Seguridad de Curazao también han confirmado su seguimiento de los incidentes.
Estas peligrosas aproximaciones de aviones militares estadounidenses a vuelos civiles en la región del Caribe han generado una gran preocupación entre las autoridades de aviación, quienes temen que puedan derivar en accidentes catastróficos. La Administración Federal de Aviación (FAA) de EE.UU. incluso emitió una advertencia a las aerolíneas sobre el aumento de operaciones militares a todas las altitudes cerca de Venezuela, lo que eleva los riesgos para la aviación civil.
En paralelo a estos incidentes, se ha producido un incremento de la actividad militar estadounidense en el Caribe, lo que ha generado tensiones diplomáticas. El mes pasado, el Gobierno de Trinidad y Tobago aprobó el uso de aeropuertos locales por aeronaves militares de Estados Unidos para "actividades logísticas", decisión que fue condenada por el Movimiento Nacional del Pueblo, que la calificó como un paso que cimenta el estatus del país como "estado satélite" de EE.UU.
Estas situaciones ponen de manifiesto la necesidad de una mayor coordinación y transparencia entre las autoridades militares y civiles de aviación, tanto a nivel regional como internacional, con el fin de garantizar la seguridad de los vuelos y evitar posibles accidentes catastróficos en el espacio aéreo del Caribe.










