La artritis es una condición médica que causa inflamación en una o varias articulaciones del cuerpo, provocando síntomas como dolor, rigidez, hinchazón y dificultad para mover la articulación afectada. Sin embargo, los expertos aseguran que incorporar ciertas vitaminas a la dieta puede ayudar a mejorar el manejo de esta enfermedad.
Según el Dr. Chris D'Adamo, director de Investigación y Educación del School of Medicine Center de la Universidad de Maryland, las vitaminas D, E y los ácidos grasos omega-3 han demostrado propiedades beneficiosas para los pacientes con artritis. Estas vitaminas y nutrientes tienen efectos antioxidantes y antiinflamatorios que pueden aliviar los síntomas.
El omega-3, presente en el aceite de pescado, ha demostrado tener propiedades antiinflamatorias que contribuyen a reducir la inflamación y la dependencia de antiinflamatorios no esteroides, disminuyendo así el riesgo de efectos secundarios.
Por su parte, la vitamina D es fundamental para la absorción de calcio y la salud ósea, ayudando a prevenir la osteoporosis, una complicación frecuente en pacientes con artritis reumatoide. Más del 40% de los pacientes con esta enfermedad presentan deficiencia de vitamina D, lo que se asocia con mayor actividad de la dolencia y peor respuesta al tratamiento, según el Dr. Enrique Casado, del Servicio de Reumatología del Hospital Universitario Parc Taulí de Sabadell.
En cuanto a la vitamina E, sus propiedades antioxidantes pueden proteger las células del daño de los radicales libres y contribuir a reducir la inflamación. No obstante, la evidencia sobre su eficacia es variable, por lo que se aconseja consultar con un médico antes de iniciar su suplementación.
Tanto el omega-3 como las vitaminas D y E pueden obtenerse mediante la alimentación, aunque algunas personas pueden requerir suplementación. En cualquier caso, es importante consultar con un profesional de la salud antes de incorporar estos nutrientes, ya que pueden interactuar con otros medicamentos o provocar efectos adversos.
Las personas con artritis suelen beneficiarse del consumo de estas vitaminas, que contribuyen al mantenimiento de la salud ósea, inmunológica y articular. Sin embargo, la suplementación o ingesta de las mismas debe realizarse bajo supervisión médica, adaptando las dosis a las necesidades individuales y considerando el tipo de artritis y la existencia de otras condiciones de salud.





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