El virus respiratorio sincitial (VRS) es una de las principales causas de hospitalización entre los recién nacidos en Estados Unidos, según informaron los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Los expertos advierten sobre un posible aumento de casos durante el invierno.
El VRS es un virus muy común que afecta a los pulmones y las vías respiratorias, y suele causar síntomas similares a los del resfriado común. Sin embargo, puede ser especialmente peligroso para los bebés, quienes tienen un mayor riesgo de desarrollar complicaciones graves como bronquiolitis o neumonía.
De acuerdo con los datos de los CDC, el VRS es la principal causa de hospitalización entre los recién nacidos en Estados Unidos. Cada año, el virus envía a más de 57,000 niños menores de 5 años al hospital. Además, se estima que causa entre 100,000 y 500,000 visitas a salas de emergencia anuales.
"Es un virus que puede ser muy serio, especialmente para los bebés más pequeños", advirtió la Dra. Flor Muñoz, experta en enfermedades infecciosas pediátricas de Baylor College of Medicine. "Debemos estar atentos a los síntomas y buscar atención médica de inmediato si los bebés tienen dificultad para respirar".
Los síntomas más comunes del VRS incluyen tos, congestión nasal, fiebre y dificultad para respirar. En casos graves, puede provocar sibilancias, jadeos y retracción de los músculos entre las costillas al inhalar.
Según los expertos, el pico de casos de VRS suele ocurrir durante los meses de invierno, entre noviembre y marzo. Sin embargo, este año se ha observado un aumento más temprano de los casos, probablemente debido a la relajación de las medidas de prevención contra el COVID-19.
"Estamos viendo un aumento de los casos de VRS más temprano de lo habitual", señaló la Dra. Muñoz. "Es importante que los padres y cuidadores estén atentos a los síntomas y busquen atención médica de inmediato si el bebé tiene dificultad para respirar".
Para prevenir la propagación del VRS, los expertos recomiendan medidas como lavarse las manos con frecuencia, evitar el contacto cercano con personas enfermas y mantener limpias las superficies. Además, sugieren vacunar a los bebés de alto riesgo, como aquellos prematuros o con enfermedades cardíacas o pulmonares.
