El ingreso de masas de aire seco al Ecuador está pasando factura. En los últimos días, las lluvias han disminuido de forma notable, sobre todo en la Sierra y la Amazonía, mientras las temperaturas diurnas suben más de lo habitual, informó el Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi).
La entidad explicó que estas condiciones han reducido la formación de nubosidad y aumentado la radiación solar, generando un ambiente más seco, que afecta a la población, los cultivos y los ecosistemas. Las zonas más golpeadas son el callejón interandino y la región Amazónica, donde los suelos y la vegetación se están secando con rapidez.
En la Sierra, además, se registra un fuerte contraste térmico entre el día y la noche, lo que podría impactar a pastizales y sembríos. El escenario eleva el riesgo de incendios forestales, por lo que el Inamhi pidió evitar quemas agrícolas y fogatas, y alertar de inmediato ante cualquier conato.
Según el pronóstico, no se esperan lluvias significativas en los próximos ocho días. Solo podrían presentarse precipitaciones aisladas en la Amazonía y lluvias puntuales en el norte del Litoral.
Pese a este panorama, el Gobierno llevó tranquilidad en el frente energético. La ministra de Energía, Inés Manzano, aseguró el pasado viernes 12 de diciembre que el embalse de Mazar se encuentra al 93,83 % de su cota máxima, muy por encima del nivel registrado durante la crisis de 2024, cuando hubo apagones de hasta 14 horas diarias.
Ubicado entre Azuay y Cañar, Mazar abastece a las hidroeléctricas Paute, Mazar y Sopladora, claves para el país. "Estamos bien. Pasemos la Navidad en paz", afirmó la ministra, descartando cortes de luz pese a la reducción de las lluvias.
La sequía actual en Ecuador es preocupante, con impactos en la agricultura, los ecosistemas y el riesgo de incendios forestales. Sin embargo, el Gobierno ha logrado mantener la estabilidad en el suministro eléctrico, asegurando que los embalses se encuentran en niveles adecuados para afrontar esta situación climática adversa.
