La ciudad de Santa Clara acaba de recibir un nuevo espacio dedicado a los amantes del vino. Se trata de la Casa de Vinos Bajo la Ceiba, una enoteca familiar que abrió sus puertas después de un año y medio de remodelación.
Liderada por el sommelier Magdiel Omar Pérez Morfa y la doctora Esther Lidia Machado Chaviano, la nueva enoteca se propone ser mucho más que un simple lugar de venta y degustación. Sus dueños quieren convertirla en un espacio para aprender, educar y compartir la pasión por el mundo del vino.
"Aunque somos Casa del Vino, queremos respetar el concepto y hacernos ver como enoteca", explica Esther Lidia. "Además del principio comercial de realizar la venta y la degustación a los amantes del vino, también queremos enseñar, educar, para que las personas no sientan el vino como algo ajeno".
En ese sentido, la Casa de Vinos Bajo la Ceiba ofrecerá capacitaciones, catas comentadas y entrenamientos gratuitos sobre el universo vinícola, con el objetivo de sumar nuevos adeptos a esta bebida.
"Queremos mantener un principio: el vino no se bebe, se vive", destaca Esther Lidia. "Entender la raíz de cada botella es lo que te hace respetarlo y quererlo, y no es el mero hecho de tomar una bebida alcohólica, sino es ver todo lo que tiene detrás una botella de vino".
El local está dividido en tres plantas: el primer piso para la venta, el segundo piso para la degustación por copas con tablas de charcutería, y el tercer piso como área de fumadores con un bar.
Según Magdiel Pérez Morfa, los visitantes no necesitan ser expertos en vinos para disfrutar de la experiencia. "Nosotros los guiamos, los orientamos a partir de sus gustos y preferencias, y les vamos enseñando cómo ir determinando qué les gusta del vino, y cuál vino es el que realmente prefieren".
Además de los vinos, la Casa de Vinos Bajo la Ceiba también ofrecerá una selección de cócteles embotellados, elaborados a partir de diferentes variedades vinícolas.
Los dueños de este nuevo emprendimiento familiar en Santa Clara invitan a todos a acercarse y visitar el espacio, sin importar si son o no conocedores del mundo del vino. "Que no les dé pena, porque no saben nada de vinos. Si quieren conocer un lugar agradable, pues entonces que no se limiten, los invitamos", concluye Esther Lidia.











