La lucha contra la corrupción en República Dominicana debe ser frontal y sin excepciones, sin caer en la tentación de negociar con los delincuentes a cambio de la devolución parcial de los fondos robados. Así lo afirma un contundente artículo que hace un llamado a la sociedad dominicana a reclamar que este tipo de "acuerdos" con corruptos no se conviertan en la regla.
El texto señala que aceptar la impunidad como moneda de cambio es una "claudicación moral" que envía un mensaje equivocado a la ciudadanía: que robar no tiene consecuencias y que la corrupción administrativa puede ser rentable. "La corrupción no se negocia, se sanciona. La corrupción no se premia con acuerdos, se castiga con cárcel y con la devolución de lo robado al pueblo dominicano", enfatiza.
Según el artículo, con la institucionalización de estos "acuerdos" se envía una terrible señal: "Roben, pero sean lo suficientemente poderosos como para negociar; admitan el delito, pero sólo paguen parte del botín, sin castigo real". Esto, advierte, "corroe la fe ciudadana en el Estado de derecho".
La democracia dominicana se debilita cuando se sustituyen condenas por convenios y cuando la verdad se oculta tras pactos administrativos, señala el texto. El pueblo merece ver que quienes violan la ley paguen las consecuencias de manera real y proporcional al daño causado, y no que se perpetúe el círculo de desconfianza, cinismo y desmoralización que tanto lacera la vida pública.
El artículo concluye con una contundente afirmación: "La impunidad no puede ser negociada. Recuperar miles de millones no debería sustituir la aplicación de sanciones penales, ni suprimir el juicio público y transparente que confronte la corrupción".









