La decisión de cerrar una planta textil en el partido de Lanús desató un conflicto laboral que involucra a medio centenar de familias. Tras comunicar el cese definitivo de actividades, los trabajadores realizaron una protesta que recibió el apoyo de organizaciones sindicales de la región.
El Ministerio de Trabajo bonaerense intervino y dispuso una conciliación obligatoria para suspender el cierre mientras se desarrolla una nueva audiencia. La medida busca mantener en pausa cualquier desvinculación hasta que ambas partes presenten sus posiciones y se avance en una instancia de negociación.
La textil en cuestión es Hazan Silvia, una de las firmas tradicionales del rubro en la zona sur. Según fuentes gremiales, el establecimiento emplea a 50 trabajadores, 40 dentro del convenio de la Asociación Obrera Textil (AOT) y 10 fuera de convenio, que ahora atraviesan un panorama de incertidumbre laboral.
El gremio denunció que la compañía justificó el cierre por la imposibilidad de competir con productos importados de China, un argumento que distintos sectores industriales vienen manifestando desde el inicio del año. Guillermo Aguilar, secretario general de la AOT en la delegación sudoeste, aseguró que el mercado se volvió "inviable" para muchas fábricas.
Los dirigentes sindicales afirman que la empresa dejó pasar programas y herramientas de asistencia económica impulsadas por la Provincia, como líneas de crédito y beneficios impositivos. Sostienen que la situación se agravó ante la falta de acuerdos y que el intento de avanzar con indemnizaciones menores constituye un punto de conflicto central en la negociación en curso.
El impacto del cierre también genera preocupación a nivel regional. Desde la AOT advierten que se trata de la segunda fábrica textil que interrumpe sus actividades en las últimas semanas, junto con el cierre de una planta de frazadas y una fábrica de telas que desvinculó a 40 trabajadores en Burzaco. Para el sector, la tendencia refleja un deterioro acelerado vinculado con la apertura de importaciones y la caída del consumo interno.
Hazan Silvia se instaló en Lanús hace más de tres décadas, en una zona caracterizada por la presencia de pequeñas y medianas industrias vinculadas al rubro textil. La planta comenzó con una producción orientada a prendas básicas y progresivamente amplió su catálogo hacia artículos de mayor valor agregado.
Durante los primeros años, la fábrica logró consolidarse gracias a la demanda interna y a una estructura que combinaba procesos manuales con líneas de producción mecanizadas. Ese esquema le permitió sostener volúmenes constantes y consolidar una cartera estable de clientes.
A partir de la década de 2010, la empresa comenzó a enfrentar períodos de altibajos vinculados a variaciones del mercado interno, costos financieros y competencia externa. Aun así, logró sortear etapas complejas mediante acuerdos laborales y programas de apoyo productivo.
La situación cambió en los últimos años, cuando la combinación de mayores importaciones, caída de ventas y dificultades de financiamiento debilitó de manera estructural a la compañía. Ese escenario desembocó finalmente en el conflicto que hoy atraviesa y que mantiene en incertidumbre a sus trabajadores.
