La organización Miss Universo, uno de los certámenes de belleza más reconocidos a nivel global, atraviesa una crisis sin precedentes. Anne Jakrajutatip, empresaria tailandesa y copropietaria del concurso, ha sido condenada a dos años de prisión por el delito de fraude.
El fallo judicial, emitido por el Tribunal de Kwaeng en Bangkok, llega en un momento de inestabilidad institucional para la franquicia. La situación legal de Jakrajutatip agudiza la incertidumbre sobre el futuro del certamen, que ya enfrentaba una serie de controversias recientes.
Según el expediente judicial, la empresaria presentó información financiera falsa, ocultó datos relevantes sobre la solvencia real de su empresa JKN Global Group y aseguró una inversión de cerca de 900.000 dólares mediante engaños, lo que configuró el delito de fraude.
Los jueces concluyeron que Jakrajutatip distorsionó deliberadamente la situación económica de su compañía para captar capital, vulnerando la confianza del inversionista y la normativa financiera vigente. Además de la pena de cárcel, el tribunal impuso a JKN Global Group una multa cercana a los 1.200 dólares.
Este escenario judicial se suma a una cadena de controversias que han afectado la credibilidad de Miss Universo en los últimos años. El triunfo de la mexicana Fátima Bosch quedó envuelto en acusaciones de irregularidades, mientras que circulan rumores sobre la cancelación de Puerto Rico como sede del certamen en 2026.
Paralelamente, las autoridades investigan al otro socio del concurso, Raúl Rocha Cantú, lo que incrementa la presión internacional sobre la dirección de Miss Universo y sus principales accionistas.
Con este nuevo golpe judicial, la organización enfrenta un escenario crítico, marcado por problemas legales, dudas financieras y cuestionamientos a su gobernanza internacional. El futuro del certamen de belleza más reconocido del planeta se encuentra en una encrucijada.









