Según datos oficiales, 88 personas fueron reportadas como desaparecidas en los últimos meses en el país, de las cuales 42 ya fueron localizadas, aunque uno de los casos terminó con el hallazgo de la persona sin vida. Esto ha generado una profunda preocupación institucional y social.
El Departamento de Búsqueda y Localización de Personas de la Policía Nacional explicó que, si bien cada denuncia activa un protocolo inmediato, el análisis de los expedientes permite identificar patrones claros. Contrario a lo que muchas veces se cree, los hechos criminales representan una minoría dentro de los casos investigados. La mayoría de las desapariciones está asociada a conflictos familiares, trastornos de salud mental, situaciones de depresión, problemas económicos y consumo de drogas, especialmente entre adolescentes y adultos jóvenes.
La comisaria Lucía Ávalos detalló que los conflictos intrafamiliares encabezan la lista de factores desencadenantes, principalmente en el departamento Central. "Discusión constante en el hogar, violencia psicológica, falta de comunicación o de contención emocional suelen empujar a las personas a abandonar su entorno. En muchos casos se trata de ausencias voluntarias, pero igualmente riesgosas", señaló.
Uno de los puntos que más inquieta a las autoridades es la alta incidencia de casos que involucran a menores de edad. Según los reportes policiales, el consumo de drogas, el abandono escolar, la presión social y los conflictos con figuras de autoridad familiar suelen confluir en decisiones impulsivas, como alejarse del hogar sin un destino claro.
"La adolescencia es una etapa marcada por cambios emocionales intensos. Cuando no existen redes de apoyo sólidas, el riesgo de desaparición aumenta", advirtieron desde el área de investigación.
El psicólogo clínico Dr. Carlos Giménez, especialista en salud mental comunitaria, explicó que muchas desapariciones deben entenderse como una manifestación extrema de malestar emocional. "En pacientes con depresión, ansiedad severa o consumo problemático de sustancias, desaparecer puede ser una forma de escape. No siempre hay intención de autolesionarse o de romper vínculos de manera definitiva, sino de huir de una realidad que sienten que los supera", indicó.
El profesional remarcó que existen señales de alerta tempranas que no deben ser minimizadas: aislamiento progresivo, cambios bruscos de humor, abandono de actividades cotidianas, expresiones de desesperanza o amenazas de irse de casa. "Cuando estos signos aparecen, es fundamental que la familia o el entorno cercano busquen ayuda profesional. La prevención puede salvar vidas", subrayó.
Las autoridades recordaron que con la vigencia de la Ley MAFE (Ley N. 7605), la búsqueda de personas desaparecidas es inmediata, sin necesidad de esperar 24 horas como ocurría anteriormente. Este marco legal busca reducir tiempos críticos y aumentar las probabilidades de localización.
Especialistas y autoridades coinciden en que el aumento de desapariciones no puede abordarse únicamente desde el ámbito policial. Se trata de un fenómeno multicausal, que requiere políticas públicas enfocadas en salud mental, fortalecimiento de las familias, prevención del consumo de drogas y apoyo socioeconómico.
"La búsqueda es fundamental, pero la verdadera solución está en la prevención", concluyó el Dr. Giménez. "Invertir en contención emocional, educación y acceso a la salud mental es clave para evitar que más personas lleguen al límite de desaparecer".
