El informe "Health at Glance" de la OCDE revela una preocupante tendencia en el sistema de salud chileno. Mientras el gasto promedio de los países miembros se ubica en 9,3% del Producto Interno Bruto (PIB), Chile ha escalado hasta el 10,5%, convirtiéndose en una de las naciones que más ha aumentado este indicador, solo detrás de Polonia y Turquía.
El gasto en salud en Chile ha crecido a una tasa real, por sobre la inflación, de 4,8% anual. En 2019 este indicador era de 8,9% del PIB, lo que significa un aumento del 18% en tan solo cinco años. Sin embargo, la paradoja es que el financiamiento a través de fondos fiscales y cotizaciones obligatorias solo subió 12%, mientras que el gasto de los hogares aumentó 27%.
Esto ha generado una creciente insatisfacción en la población, ya que cada vez más personas deben destinar una mayor parte de sus ingresos familiares, especialmente para la compra de medicamentos. Según el informe, al menos la mitad de este gasto de bolsillo se destina a remedios no cubiertos por los seguros públicos o privados.
Al comparar, vemos que el gasto en salud sobre el PIB era de 8,4% en Italia y Colombia, 7,6% en Israel y 5,6% en Perú. Países como Japón, Portugal y Australia se acercan más a la cifra de Chile.
Jaime Mañalich, médico y autor del artículo, señala que esta regresión no se observa en otros países y se debe, en gran medida, a los "poderosos intereses comerciales" que impiden hacer más eficiente este gasto. Pone como ejemplo que un medicamento genérico puede costar 35 veces menos que la versión de marca.
Para revertir esta tendencia, Mañalich propone medidas como la receta electrónica universal, que obligue a prescribir por principio activo; que los seguros cubran solo el valor de los genéricos; y sancionar a farmacias que no tengan stock de estos medicamentos más económicos.
Evitar que las familias se arruinen por no poder acceder a los tratamientos que necesitan es, según el autor, una verdadera emergencia que el sistema de salud chileno debe atender con urgencia.












