El sistema de misiles hipersónicos rusos Oreshnik, con capacidad nuclear, ha entrado en servicio activo en Bielorrusia, aliado del Kremlin, en una medida destinada a aumentar la capacidad de Moscú para atacar objetivos en toda Europa en caso de una guerra.
El anuncio del Ministerio de Defensa de Rusia sobre el despliegue de este avanzado sistema de armas llega en medio de una fase crucial de las difíciles negociaciones por un plan de paz en Ucrania, lo que supone un claro desafío a Occidente.
Las autoridades rusas han difundido imágenes que muestran los vehículos de combate del sistema balístico de alcance intermedio Oreshnik, cuyo nombre en ruso significa "árbol de avellana", mientras realizan maniobras en zonas boscosas. En ellas se puede ver cómo tropas especializadas ocultan los lanzadores móviles con redes de camuflaje.
Este despliegue militar surge poco después de que el Kremlin denunciara un supuesto ataque con 91 drones contra una de las residencias oficiales de Vladimir Putin en la región de Nóvgorod, lo que Rusia calificó como un "ataque terrorista" y que, según afirman, les obliga a revisar su postura en las negociaciones de paz.
Sin embargo, el ministro de Relaciones Exteriores ucraniano, Andrii Sibiga, ha asegurado que Rusia aún no ha proporcionado pruebas plausibles de sus acusaciones y ha lamentado las condenas del supuesto ataque por parte de países como Emiratos Árabes Unidos, India y Pakistán, que, en su opinión, "socavan el proceso de paz constructivo que actualmente avanza".
El Oreshnik es una pieza central en la nueva estrategia de disuasión del Kremlin, ya que Putin presume que este proyectil es imposible de interceptar para cualquier sistema de defensa actual. Según el líder ruso, un ataque con varias de estas unidades en su versión convencional tiene un efecto destructivo comparable a un ataque nuclear.
Bielorrusia, bajo el estrecho control de Lukashenko, aliado de Putin, recibirá hasta diez sistemas de este tipo, lo que refuerza la dependencia militar y política del país respecto al Kremlin. Analistas occidentales sitúan la ubicación de los misiles y sus lanzadores en una antigua base aérea en el este de la nación vecina.
La activación del Oreshnik coincide con la intensa actividad diplomática de Donald Trump para intentar frenar la guerra en Ucrania, a casi cuatro años de la invasión rusa. Si bien el presidente de Estados Unidos afirma que el acuerdo de paz tiene un avance del 95%, persisten desacuerdos sobre puntos clave como el destino del Donbass y la administración de la central nuclear de Zaporiyia.
En este contexto, el despliegue del Oreshnik en Bielorrusia sirve como un recordatorio de la fuerza militar de Rusia mientras las partes intentan definir el mapa final del conflicto. Este sistema balístico marca el fin de la prohibición de armas de alcance intermedio que existió hasta 2019, cuando Washington y Moscú abandonaron un tratado de la era soviética.
