El año 2025 marcó un punto de inflexión en la política ecuatoriana, con el regreso del correísmo generando temores en gran parte de la ciudadanía, mientras la posible reelección del presidente Daniel Noboa significaba la salida definitiva de ese proceso. Sin embargo, el resultado electoral fue positivo, con Noboa logrando el triunfo en primera vuelta, algo inédito desde 2007.
No obstante, el mandatario ahora enfrenta críticas por las presuntas vinculaciones de un alto funcionario de su gobierno con el narcotráfico. La polémica gira en torno al presidente del Consejo de la Judicatura, Mario Godoy, a quien se le cuestiona su idoneidad para el cargo ante la "más mínima señal de vinculaciones con el narcotráfico".
Según analistas, en un país que busca consolidar sus instituciones, se debe exigir a los poderes respectivos "actuar con firmeza, no al presidente de la República", evitando que este se involucre en temas de justicia como lo hizo el expresidente Rafael Correa.
El propio Noboa emitió un mensaje "prudente de respeto a los resultados de la última consulta popular", lo cual se considera un "punto de inflexión" en comparación a la polarización vivida en años anteriores. Sin embargo, ahora muchos de sus propios votantes se cuestionan varias acciones de su gobierno.
Desde el oficialismo se defiende que en democracia "así debe ser" y que esta es "la gran diferencia frente a lo que vivimos hace unos años". No obstante, la crítica sobre Godoy es "válida y coherente", por lo que se exige que ante señales de vínculos con el narcotráfico, se actúe "con firmeza".
En medio de este panorama, el presidente Noboa enfrenta el desafío de mantener la estabilidad institucional y la confianza ciudadana, en un contexto en el que los ecuatorianos "tienen el defecto de olvidar rápidamente los hechos" y suelen "involucrarse en las coyunturas".
Analistas coinciden en que el 2026 será un "año positivo" para el país en lo macroeconómico, con cifras y resultados "bastante positivos". Sin embargo, advierten que estos deben traducirse en "beneficios tangibles para los ciudadanos y en mucha obra pública".
En definitiva, el gobierno de Noboa enfrenta el reto de consolidar la institucionalidad, combatir la corrupción y generar resultados concretos que mejoren la calidad de vida de los ecuatorianos, en un contexto político aún marcado por la polarización y la desconfianza.









