La baja producción legislativa registrada en 2025 ha reabierto el debate sobre cómo se mide el desempeño del Congreso de la República. Según datos oficiales, durante el último año se aprobaron pocos decretos, lo que ha generado cuestionamientos sobre la efectividad de los legisladores.
El tema ha cobrado relevancia en medio de un contexto político complejo, con tensiones entre el Ejecutivo y el Legislativo. Algunos analistas consideran que la escasa actividad del Congreso responde a la falta de consensos y la polarización que caracteriza al actual periodo.
"Tradicionalmente, se ha medido la productividad legislativa por el número de leyes y decretos aprobados. Pero esto es insuficiente, ya que no refleja la calidad ni el impacto de las iniciativas", explica Juana Rodríguez, experta en temas parlamentarios.
Rodríguez agrega que es necesario evaluar otros indicadores, como la capacidad de fiscalización, la representatividad de las propuestas y la atención a las demandas ciudadanas. "Un Congreso puede tener poca actividad normativa, pero ser muy activo en otros ámbitos igualmente importantes".
Por su parte, el presidente del Congreso, Ernesto Gómez, reconoce que la baja producción legislativa es un tema que preocupa a la ciudadanía. "Estamos trabajando para mejorar nuestros procesos y ser más eficientes. Pero también es importante entender que la labor parlamentaria va más allá de la aprobación de leyes".
Gómez señala que en los últimos meses se han impulsado iniciativas orientadas a fortalecer la transparencia, la rendición de cuentas y la participación ciudadana. "Nuestro objetivo es recuperar la confianza de la población en el Congreso".
Sin embargo, para algunos analistas, estos esfuerzos no son suficientes. "Necesitamos un debate profundo sobre cómo medir y mejorar el desempeño legislativo. De lo contrario, seguiremos cuestionando la relevancia del Congreso", concluye Rodríguez.












