El presidente de la Unión Ciclista Internacional (UCI), David Lappartient, aprovechó el seminario anual del organismo para hacer un balance y lanzar varios avisos al pelotón profesional. En su discurso, Lappartient puso el foco en tres frentes clave: la seguridad, la salud de los ciclistas y la delicada situación económica de los equipos del WorldTour.
Sobre la seguridad, Lappartient defendió los avances logrados, como la introducción de tarjetas amarillas, la mejora de las barreras y la comunicación. Sin embargo, admitió la resistencia a ciertas medidas, como el uso obligatorio de GPS o los intentos fallidos de limitar los cambios técnicos en las bicicletas.
En el ámbito de la salud, el dirigente se mostró preocupado por los métodos de adelgazamiento extremos entre los profesionales, que pueden poner en riesgo su bienestar. Lappartient subrayó que la UCI trabaja en nuevos protocolos médicos y medidas contra el estrés térmico.
Respecto al dopaje, el presidente sacó pecho por la vigilancia continua y el reciente caso de Oier Lazkano, reafirmando el "compromiso inquebrantable" de la UCI en la lucha antidopaje.
No obstante, Lappartient reconoció grietas en el modelo económico del ciclismo. Lamentó la desaparición de varios equipos del WorldTour y cuestionó la negativa de algunas estructuras a aceptar un tope presupuestario. Incluso adelantó que la lucha contra el cambio climático podría convertirse pronto en un criterio para otorgar licencias WorldTour.
Finalmente, el dirigente cerró con un mensaje sobre la neutralidad política, tras las protestas vividas en la última Vuelta a España. "Nuestro mensaje es claro: somos políticamente neutrales", enfatizó.
En resumen, el discurso de Lappartient puso de manifiesto los desafíos que enfrenta el ciclismo profesional en materia de seguridad, salud y sostenibilidad económica, al tiempo que reafirmó el compromiso de la UCI en la lucha antidopaje y la neutralidad política de la disciplina.
