Según datos de la Unión Industrial Argentina (UIA), la actividad fabril se desplomó alrededor de un 6% interanual en noviembre, confirmando un estancamiento estructural. La producción está 10% por debajo de los niveles de 2022 y 2023, y el 52% de las pymes reporta retrasos en los cobros de clientes, con un 35% admitiendo dificultades para cumplir con sus compromisos financieros.
La divergencia entre la expectativa oficial y la realidad fabril se explica, en parte, por cómo se leen los números. Un informe técnico de la consultora Epyca advierte que el crecimiento promedio que mostraría el 2025 (4,4%) es un "espejismo" provocado por el "arrastre estadístico" del rebote de finales de 2024. Entre abril y octubre de 2025, la actividad apenas avanzó un 0,3%, dejando a la economía entrando al 2026 con apenas 0,5% de ese arrastre, frente al 3,1% que dejó el 2024.
La apertura comercial y el atraso cambiario son un combo difícil de afrontar para las empresas locales. Según el presidente de ADIMRA, Elio Del Re, las importaciones metalúrgicas aumentaron casi un 70% en comparación interanual, haciendo "muy difícil que una PyME argentina pueda competir contra la política industrial de un país que subsidia sus exportaciones". El sector metalúrgico ya acumula una pérdida de 15.000 puestos de trabajo en los últimos 24 meses.
El reporte de la UIA confirma esta dinámica de desplazamiento: el 37% de las empresas declaró haber perdido participación en el mercado interno a manos de la competencia importada, principalmente de productos terminados de origen chino. Además, el 81% de las firmas señala una "fuerte presión de costos" que les impide ser competitivas.
En el Gobierno apuestan a que la baja de la inflación reactive el consumo, pero las fuentes del mercado aseguran que el salario real no tracciona. Según un referente de una de las cámaras industriales más importantes del país, "el consumo está planchado, hay poco crédito y el ingreso disponible sigue en el subsuelo".
La esperanza de un diciembre salvador se diluyó rápido, con el sector comercial advirtiendo que noviembre fue "muy malo" y que el último mes del año no mostró la vitalidad estacional esperada. Además, la reestructuración del gasto de las familias está desviando el consumo hacia plataformas de e-commerce internacional, en detrimento de los comercios físicos locales.
El escenario para 2026 se perfila como una economía que va a continuar en dos velocidades. Mientras el sector financiero (+22,8% i.a.) y la minería vuelan, la industria y el comercio siguen buscando un piso que no llega.
