El domingo, seis personas fueron asesinadas y otras tres resultaron heridas en un ataque armado registrado en Puerto López, una ciudad costera al suroeste de Ecuador. El tiroteo ocurrió en el barrio San Pedro, un popular destino turístico conocido por el avistamiento de ballenas, en medio de una ola de violencia que durante el fin de semana dejó al menos nueve muertos en la localidad.
Alrededor de las 9:00 horas, varios hombres armados con fusiles automáticos, que se trasladaban en una camioneta y dos motocicletas, llegaron al malecón de Puerto López y abrieron fuego contra un grupo de personas que se encontraban allí. Testigos indicaron que los atacantes "dispararon a personas que estaban haciendo compra y venta de mariscos".
Según el coronel William Acurio, comandante de la policía en la zona, entre las víctimas mortales hay una niña de aproximadamente dos años. Tras los disparos, los atacantes "se dieron a la fuga", agregó el uniformado.
Poco antes, la policía local había encontrado a otra persona asesinada en el sector El Platanal, de la provincia de Manabí, elevando a nueve los fallecidos en esta zona ecuatoriana en menos de 48 horas.
La ola de violencia que azota a Puerto López se enmarca en un contexto de creciente inseguridad en Ecuador, que ha experimentado un aumento de los homicidios y la actividad de grupos delictivos en los últimos años. Según datos oficiales, el país registró 1.255 homicidios en 2022, lo que representa una tasa de 70,5 por cada 100.000 habitantes, una de las más altas de la región.
Las autoridades han desplegado operativos de seguridad y anunciado medidas para hacer frente a la situación, pero los hechos de violencia continúan azotando a la población, especialmente en zonas como Puerto López, donde el turismo es una actividad económica clave.
Expertos señalan que la violencia está relacionada con el tráfico de drogas y la disputa entre grupos delictivos por el control de rutas y territorios. Asimismo, destacan la necesidad de abordar las causas estructurales, como la desigualdad, la pobreza y la falta de oportunidades, para lograr una solución duradera al problema.
Mientras tanto, los habitantes de Puerto López y otras ciudades afectadas por la violencia viven bajo la sombra del miedo y la incertidumbre, esperando que las autoridades logren restablecer la seguridad y la tranquilidad en sus comunidades.










