La Iglesia católica y organizaciones en la frontera sur de México han detectado grandes asentamientos de migrantes provenientes de Haití, Cuba, Venezuela, Guatemala y El Salvador que están impactando en zonas parroquiales en la ciudad de Tapachula, estado de Chiapas, fronteriza con Guatemala.
El responsable de la Diócesis de Tapachula, monseñor Jaime Calderón, explicó que la llegada masiva de migrantes a la ciudad ha generado una gran presión en los servicios básicos de las parroquias, como alimentos, agua, saneamiento y atención médica.
"Estamos hablando de miles de personas que llegan a la ciudad y se asientan en los alrededores de las parroquias, lo que ha generado una situación muy complicada para nosotros", señaló Calderón.
Según el prelado, la Iglesia católica ha tenido que destinar gran parte de sus recursos y personal para atender las necesidades básicas de los migrantes, lo que ha mermado su capacidad para brindar asistencia espiritual y otros servicios a la población local.
"Nuestras parroquias se han convertido en verdaderos campamentos, con personas viviendo en condiciones precarias y sin acceso a servicios adecuados. Es una situación que nos preocupa mucho y que requiere una respuesta urgente de las autoridades", advirtió Calderón.
Por su parte, organizaciones de derechos humanos en la región han denunciado que los migrantes enfrentan diversas formas de discriminación y abuso por parte de las autoridades y de la población local.
"Muchos de estos migrantes huyen de situaciones de violencia y pobreza extrema en sus países de origen, y llegan a Tapachula con la esperanza de encontrar refugio y oportunidades. Sin embargo, se enfrentan a una realidad muy dura y a la falta de una política migratoria adecuada", señaló un portavoz de una organización local.
Ante esta situación, la Iglesia católica ha hecho un llamado a las autoridades mexicanas para que tomen medidas urgentes para atender la crisis humanitaria en la frontera sur del país y garantizar los derechos y la dignidad de los migrantes.












