El Observatorio Cubano de Auditoría Ciudadana (OCAC) publicó un informe independiente que revela una grave crisis del sistema de salud en Cuba, con al menos 3 millones de enfermos y 8,700 fallecidos por la circulación simultánea de varios virus.
Según el dossier "El colapso sanitario en Cuba", la cifra de muertes por arbovirosis (como dengue y chikungunya) es 185 veces mayor a lo reconocido por el gobierno cubano. Esto evidencia, afirma el informe, que la crisis es resultado directo de decisiones políticas que han debilitado la capacidad del Estado para proteger la salud de la población.
Los profesionales de la salud entrevistados coinciden en que la mayoría de los casos no se registran, ya sea por falta de reactivos diagnósticos o porque los pacientes evitan acudir a instituciones que carecen de recursos. Además, el informe señala que el sistema sanitario estaba previamente devastado por décadas de desinversión, deterioro de infraestructura, escasez de medicamentos y éxodo de personal médico.
Particularmente preocupante es el impacto a mediano y largo plazo del chikungunya, ya que entre 30% y 60% de los infectados pueden desarrollar secuelas crónicas como dolor articular, fatiga y discapacidad. Estas quedan sin tratamiento adecuado por la falta de programas de rehabilitación.
El OCAC concluye que la crisis sanitaria forma parte de un colapso integral del sistema político y económico cubano, que ha dejado de priorizar el bienestar básico de la ciudadanía. "Mantener a millones en condiciones de malnutrición, indefensión sanitaria y riesgos epidemiológicos no es un accidente, sino la consecuencia de un modelo que ha dejado de proteger a la población", afirma el informe.










