Las autoridades estadounidenses empezaron a tomar fotografías a todos los extranjeros que ingresen o salgan del país por vía aérea, terrestre o marítima y a recopilar los datos biométricos de algunos de ellos, tras la entrada en vigor de una nueva regla del Departamento de Seguridad Nacional (DHS).
La nueva normativa, que entró en vigor el 26 de diciembre de 2025, afecta a todos los no ciudadanos, incluidos a quienes poseen una tarjeta de residencia permanente, residentes temporales, trabajadores temporales, menores de edad y adultos mayores.
El DHS podrá recolectar datos biométricos, como huellas dactilares y aspectos faciales, de los extranjeros en los aeropuertos, puntos terrestres y puertos marítimos cuando lleguen o abandonen Estados Unidos. Esto se hará a través de un sistema de comparación facial (Traveler Verification Service, TVS) que contrasta la foto capturada en el control con una "galería" de imágenes que el Gobierno ya tiene.
Según el Departamento de Seguridad Nacional, el sistema ayudará a abordar las preocupaciones de seguridad nacional, como el terrorismo, el uso fraudulento de documentos de viaje, la sobrestadía de los visitantes y la información incorrecta o incompleta de los viajeros.
Sin embargo, la medida ha sido criticada por activistas de derechos civiles, quienes cuestionan qué ocurrirá con los datos de los pasajeros, por cuánto tiempo se conservarán y qué sucederá en caso de malentendidos. La regla establece procedimientos alternativos para verificar la identidad sin frenar el flujo, como una revisión manual de documentos.
Además de esta directriz, el Gobierno del presidente Donald Trump también propuso recientemente que los turistas de 42 países deberán entregar el historial de sus redes sociales de los últimos cinco años para ingresar a Estados Unidos. Esta medida forma parte de los esfuerzos del país por endurecer las normas fronterizas.












