El 27 de diciembre, un sismo de magnitud 6.0 sacudió la ciudad de Chimbote, en el norte de Perú, interrumpiendo abruptamente la cena de una familia numerosa en un restaurante local. Las imágenes captadas por las cámaras de seguridad muestran el momento exacto en que la tierra comienza a temblar, desatando una reacción instintiva de los comensales.
Los adultos se acercan rápidamente a los niños, quienes se asustan y comienzan a llorar. Sin embargo, la escena se caracteriza por la unión de la familia, que se toma de las manos y se abraza mientras el movimiento continúa. Otros clientes también se levantan de sus mesas, pero la prioridad es claramente proteger a los más pequeños.
El sismo, que alcanzó una intensidad "muy fuerte" en Chimbote, también se sintió con fuerza en otras localidades de la costa norte peruana, como Nuevo Chimbote, Santa, Coishco y Trujillo. Según el Instituto Geofísico del Perú (IGP), el epicentro del temblor se ubicó a 67 kilómetros al oeste de Chimbote, a una profundidad de 52 kilómetros.
Las autoridades informaron que 25 personas resultaron heridas en las regiones de Áncash y La Libertad, y que el hospital La Caleta de Chimbote reportó la caída de baldosas y la aparición de grietas, aunque continuó atendiendo con normalidad. Muchas familias optaron por pasar la noche en espacios abiertos ante el temor de nuevas réplicas.
El jefe del IGP, Hernando Tavera, explicó que la fuerte percepción del sismo en Chimbote y zonas cercanas se debe al tipo de suelo y las características de las edificaciones. En áreas con suelos blandos, las ondas sísmicas tienden a amplificarse y prolongarse, lo que genera una sensación de movimientos más intensos o duraderos.
"El sismo es un solo proceso físico, pero la percepción varía según la ubicación. En suelos blandos o en pisos altos, el movimiento se siente con mayor fuerza", señaló el especialista. Esta condición ayuda a explicar por qué muchas personas reportaron haber sentido más de una sacudida y por qué escenas como la registrada en el restaurante reflejan un impacto tan marcado, incluso en eventos de corta duración.
El video de la familia abrazándose en el restaurante se ha convertido en un testimonio del impacto emocional que puede tener un sismo, incluso cuando no se reportan daños materiales o heridos graves. La reacción instintiva de proteger a los seres queridos y la unión familiar en momentos de crisis son una muestra de la resiliencia de la comunidad peruana ante los desafíos de la naturaleza.
