Tras ganar las elecciones en 2024, el presidente Donald Trump ha anunciado planes para construir una nueva "flota dorada" de poderosos buques de guerra que llevarán su nombre. Según el mandatario, estos barcos serán "cien veces más poderosos que cualquier buque de guerra jamás construido" y contarán con armamento de última generación, incluyendo misiles hipersónicos y láseres de alta potencia.
La iniciativa surge como respuesta a la creciente amenaza naval china, que según un informe de la Marina y la Oficina de Inteligencia Naval, ha superado a Estados Unidos en número de buques de guerra. Trump ha sido claro en su objetivo de "recuperar el poderío industrial marítimo estadounidense" y asegurar que EEUU tenga "la flota más poderosa del mundo".
Para ello, la Armada liderará el diseño y construcción de esta nueva clase de acorazados, bautizada como "clase Trump" o "clase Defiant". Estos buques, de 155 metros de eslora, tendrán una potencia de fuego sin precedentes, con la capacidad de distribuir más potencia a toda la flota que cualquier otra clase de barco en la historia.
Además de su enorme tamaño y armamento avanzado, los nuevos acorazados podrán operar en múltiples roles, desde defensa aérea y antimisiles hasta guerra de superficie y antisubmarina. Incluso tendrán la capacidad de lanzar misiles de crucero nucleares y realizar ataques estratégicos hipersónicos de largo alcance.
El Secretario de la Marina, John C. Phelan, comparte el entusiasmo de Trump por este proyecto, afirmando que su labor es "equipar a nuestros marineros para que ganen la batalla en el mar con los mejores buques de nuestra historia".
Sin embargo, la iniciativa no está exenta de controversia. Algunos expertos cuestionan la capacidad del sector naval estadounidense para cumplir con los plazos y presupuestos de desarrollos tan complejos, en medio de problemas recientes con otros proyectos estratégicos como los portaaviones de la clase Ford y los submarinos de la clase Columbia.
Aun así, Trump se ha mostrado determinado a dejar su marca personal en el diseño de estos buques, asegurando que liderará el proceso junto a la Marina porque es "una persona muy estética". Con la construcción de esta "flota dorada", el presidente espera restaurar el poderío naval de Estados Unidos y enviar un mensaje claro a sus adversarios.











