México se enfrenta a importantes desafíos económicos debido a las tensiones comerciales con Estados Unidos, que ponen de manifiesto la extrema dependencia de su modelo económico respecto a la primera potencia mundial.
Bajo la administración Biden, las perspectivas para México en términos de comercio e inversiones eran positivas, gracias a medidas como la Ley de Reducción de la Inflación y al crecimiento del nearshoring. Sin embargo, estas expectativas se han visto cuestionadas desde la reelección de Donald Trump.
Este contexto añade complejidad a una situación ya marcada por un crecimiento económico lento, el declive del sector petrolero, restricciones en las finanzas públicas y diversos obstáculos al desarrollo socioeconómico y a la transición energética. No obstante, México ya no presenta las fragilidades macroeconómicas de las décadas de 1980-1990.
El modelo de las maquiladoras, que ha estructurado un ecosistema transfronterizo dando empleo a unos tres millones de mexicanos, ha permitido a México aprovechar al máximo sus ventajas competitivas basadas en su posición geográfica, el bajo costo de la mano de obra y los tratados de libre comercio. Esto ha llevado a economías de escala en sectores clave como el automotriz, el electrónico y el aeronáutico.
Sin embargo, el valor añadido interno integrado en las exportaciones se estima en solo el 9% de las exportaciones totales, lo que refleja que la producción local consiste principalmente en cadenas de montaje de productos acabados o semiacabados.
Aprovechando las tensiones comerciales entre Washington y Pekín, México se convirtió en 2023 en el primer proveedor de Estados Unidos. Esto ha permitido que sus ingresos por exportaciones a Estados Unidos hayan mostrado una buena resistencia hasta ahora ante la tormenta comercial mundial.
No obstante, el atractivo de México para los inversores extranjeros podría verse comprometido por la política proteccionista de la administración Trump, que ha provocado la actitud expectante de algunas empresas y una posible revisión de su estrategia de nearshoring.
Preservar las ventajas de su posición geoeconómica, diversificar sus mercados de exportación y volver más autónomo su modelo de crecimiento son los principales retos económicos de México para los próximos años. Para ello, será necesario llevar a cabo reformas eternamente pospuestas, en particular en materia fiscal, energética, de gobernanza pública y de entorno empresarial.










