El presidente del Banco Central del Uruguay (BCU), Guillermo Tolosa, anunció que la entidad está preparada para adoptar una política monetaria más expansiva en 2026 si la inflación y sus determinantes continúan mostrando la trayectoria prevista en los próximos meses.
Tolosa explicó que la inflación en Uruguay se ubica actualmente por debajo de la meta oficial de 4,5%, alcanzando 4,1% en noviembre. Esto representa una "situación bastante inédita" para la política monetaria local, ya que el desafío ahora es "cumplir la meta de inflación", con el riesgo de "sobrecumplir o errarle por abajo".
En este contexto, el BCU decidió por unanimidad recortar la tasa de interés de referencia en 50 puntos básicos, desde 8% a 7,5%. Tolosa señaló que esta medida responde a la necesidad de reaccionar cuando la inflación se ubica o amenaza con ubicarse persistentemente por debajo del objetivo.
Además, el organismo inició un proceso de revisión para actualizar los cálculos sobre la tasa de interés neutral de la política monetaria, con el objetivo de pasar a un esquema de rango de neutralidad en lugar de una tasa puntual. Esto podría abrir la puerta a "alguna reducción adicional de la tasa de interés" en un terreno aún considerado neutral, antes de entrar en una fase expansiva.
Tolosa explicó que la apreciación del tipo de cambio, que se ubica por debajo de los $40, representa un "desafío adicional" para el cumplimiento de la meta de inflación, ya que este escenario no estaba previsto por el Banco Central. Sin embargo, aclaró que el nivel actual del dólar puede ser compatible con la meta, pero no está siendo suficiente para una convergencia rápida de la inflación.
Otros factores que inciden en la dinámica inflacionaria son la contracción de la actividad económica en el tercer trimestre y la demora en el cierre de los acuerdos salariales, que mantienen los ingresos de forma temporalmente más bajos y restan dinamismo a la demanda agregada.
Consultado sobre la posibilidad de reducir la meta de inflación, Tolosa señaló que el BCU mantiene la convicción de que ese es un objetivo relevante, pero advirtió que cualquier cambio debe realizarse preservando la previsibilidad y la estabilidad de las reglas de juego. Explicó que una modificación "oportunista" de la meta en el contexto actual no constituye una buena práctica de política económica.










