El verano de 1970, recién graduado de la Universidad de los Andes, el autor emprende un viaje de Bogotá a Narganá y Panamá. En su paso por Cartagena, consigue alojamiento en un yate del Club Yates y Pesca, gracias a la recomendación del capitán de la lancha Doris, "Pitirre".
Desde Cartagena, el autor buscaba desesperadamente una embarcación que lo llevara a las islas de San Bernardo, en Panamá, donde planeaba realizar su tesis sobre los pescadores de la región. Finalmente, Pitirre lo invita a viajar con él en la Doris, cargada de hielo para comprar pescado y mariscos.
Durante el trayecto, el autor conoce a Hugo, un famoso buzo dominicano que solía acompañarlos en sus viajes a las islas. Cierto día, Hugo decide quedarse buceando un poco más, a pesar de las advertencias de su acompañante. Lamentablemente, nunca más volvió a salir a la superficie.
Tras una exhaustiva búsqueda, lo único que encontraron fue su arpón doblado en forma de U, como si una fuerza marina gigantesca lo hubiera atrapado. Las mujeres de la isla hicieron rezos y prendieron velas, pues creían que, al no poder encontrar su cuerpo y darle cristiana sepultura, su espíritu vagaría por el mar para siempre.
El autor relata con gran detalle y emotividad este trágico suceso, que marcó profundamente a la comunidad de pescadores de las islas de San Bernardo. A través de este dramático relato, nos sumerge en la dura realidad que enfrentan quienes se aventuran a explorar los misterios del océano.
