Más de la mitad de la población mundial convive con la Helicobacter pylori, bacteria que puede causar graves problemas estomacales si no se trata adecuadamente. Sin embargo, uno de cada cuatro tratamientos fracasa debido a que la bacteria se ha vuelto resistente a los antibióticos.
Para solucionar este problema, un equipo internacional liderado por el Instituto de Biomedicina de Valencia (CSIC) ha diseñado un sistema basado en secuenciación genómica que predice con precisión la resistencia de la H. pylori a los principales fármacos utilizados.
Hasta ahora, los médicos dependían de cultivos de laboratorio para determinar la sensibilidad de la bacteria a los antibióticos. Sin embargo, la H. pylori es difícil de cultivar y los resultados pueden variar según el laboratorio.
La nueva técnica desarrollada por los investigadores permite leer directamente el ADN del patógeno, identificando las mutaciones genéticas específicas que le confieren resistencia a la claritromicina y el levofloxacino, dos de los antibióticos clave en el tratamiento estándar. Esto elimina los errores humanos y técnicos de las pruebas tradicionales.
Además, el estudio ha trazado un mapa de la resistencia de la H. pylori a nivel geográfico, revelando que en algunas regiones como el sudeste asiático más del 50% de las cepas son resistentes a la claritromicina, mientras que en el sur de Asia el principal problema es la resistencia al levofloxacino. Esta información es crucial para que los sistemas de salud puedan diseñar terapias específicas para cada zona.
"Este método ahorra tiempo y recursos", explica Álvaro Chiner, investigador de Fisabio. "Es como pasar de intentar adivinar qué llave abre una puerta a tener un escáner que te dice exactamente cómo es la cerradura".
El objetivo final es dejar de dar "palos de ciego" en el tratamiento de esta infección crónica que afecta a millones de personas en todo el mundo, mejorando así su supervivencia y calidad de vida.










