El 2025 ha sido un año convulso para Perú, marcado por una sucesión de crisis políticas, judiciales y diplomáticas que han puesto a prueba la estabilidad del país. Desde condenas históricas a expresidentes por corrupción hasta rupturas de relaciones diplomáticas, el Perú ha avanzado "como quien camina sobre vidrios", según la crónica de este tumultuoso año.
La política peruana ha demostrado una vez más su capacidad de cambiar el rumbo en cuestión de horas. En abril, un tribunal condenó a Ollanta Humala y Nadine Heredia a 15 años de prisión por lavado de activos, lo que desencadenó una crisis diplomática cuando Heredia solicitó asilo en Brasil. Meses después, en noviembre, el Poder Judicial sentenció a otros dos expresidentes, Martín Vizcarra y Pedro Castillo, a más de 10 años de cárcel por corrupción y el intento de golpe de Estado, respectivamente.
Pero los golpes no se detuvieron ahí. En octubre, el Congreso declaró la vacancia por incapacidad moral permanente de la presidenta Dina Boluarte, quien fue reemplazada por el presidente del Congreso, José Jerí Oré. Este último ha tenido que enfrentar el desafío de recuperar la confianza de una ciudadanía fatigada y exigente de resultados inmediatos.
Además de los vaivenes políticos, el país ha tenido que lidiar con tensiones diplomáticas. La disputa por la soberanía de la isla fluvial de Chinería, en la frontera con Colombia, llevó a la ruptura de relaciones diplomáticas entre ambos países. Asimismo, el asilo otorgado por México a la ex primera ministra Betssy Chávez, acusada por el fallido golpe de Estado de 2022, generó un nuevo enfriamiento de las relaciones internacionales.
En paralelo a este caos político y diplomático, el Perú ha sido testigo de una ola de protestas y paralizaciones impulsadas por diversos sectores, desde transportistas hasta mineros, que exigen respuestas a la crisis y el abandono estatal. Lamentablemente, estas movilizaciones también han cobrado vidas, como la del rapero Truco, asesinado en un contexto de violencia.
A pesar de los múltiples desafíos, el país ha seguido adelante, con la vida avanzando mientras la política se escribe a sobresaltos. El 2025 termina sin tregua para Perú, que ha tenido que navegar entre crisis y tensiones, demostrando una vez más su capacidad de resistencia y adaptación ante la adversidad.











