Tras un proceso electoral tenso y polarizado, Nasry "Tito" Asfura ha sido proclamado presidente electo de Honduras por el Consejo Nacional Electoral (CNE). Con un estrecho 40,26% de los votos, Asfura se impuso a su principal contendor, el liberal Salvador Nasralla, quien obtuvo el 39,54% de los sufragios.
La estrecha diferencia entre ambos candidatos refleja la profunda división política que atraviesa Honduras. Mientras que Asfura, del Partido Nacional, es visto como un continuista de las políticas del actual gobierno, Nasralla representa una alternativa de cambio impulsada por el Partido Liberal.
A pesar de las denuncias de irregularidades y cuestionamientos al proceso electoral por parte de la oposición, el CNE ha ratificado la victoria de Asfura. Esta decisión ha sido respaldada por diversos países de la región, entre ellos Estados Unidos, México y Colombia, que han reconocido al nuevo mandatario hondureño.
"Felicitamos al pueblo hondureño por su participación en las elecciones y reconocemos a Nasry Asfura como el presidente electo", declaró el Departamento de Estado estadounidense. Por su parte, el gobierno mexicano afirmó que "respeta la voluntad del pueblo hondureño expresada en las urnas".
Sin embargo, la oposición liderada por Nasralla ha anunciado que impugnará los resultados y convocará a manifestaciones para denunciar lo que consideran un fraude electoral. Esto podría generar un escenario de tensión y conflicto político en los próximos meses.
Asfura, de 63 años, es un empresario y político experimentado que se ha desempeñado como alcalde de Tegucigalpa desde 2014. Durante su campaña, prometió continuar con las políticas de seguridad y lucha contra la corrupción implementadas por el actual gobierno, así como impulsar medidas para reactivar la economía golpeada por la pandemia de COVID-19.
A pesar de los cuestionamientos, el nuevo presidente electo deberá enfrentar importantes desafíos, como la violencia criminal, la pobreza y la migración irregular, que han afectado severamente a Honduras en los últimos años. Su capacidad para gobernar de manera incluyente y dialogar con la oposición será clave para lograr la estabilidad y el desarrollo del país.












