El Presidente electo, José Antonio Kast, hizo un llamado al Presidente Gabriel Boric a reordenar las prioridades del debate político y enfocar los esfuerzos en las urgencias sociales, como seguridad, salud, educación y vivienda, en lugar de concentrarse en la polémica por el supuesto "amarre" de funcionarios públicos.
Kast, quien se encuentra actualmente en Ecuador, marcó distancia del tono más duro que había instalado su sector político en los últimos días en torno a este tema. Reconoció que el Ejecutivo puede avanzar en distintas materias en paralelo, pero cuestionó el momento en que se está dando este debate, justo al cierre de una administración y en la antesala de otra.
"La urgencia en Chile es la seguridad, la atención de salud, la calidad de la educación y la falta de viviendas", enumeró Kast, advirtiendo que la discusión sobre el "amarre" de funcionarios está desviando la atención de los problemas que más afectan a la ciudadanía.
El Presidente electo interpeló directamente al Presidente Boric y lo llamó a poner orden en su sector, recordando que ambos sostuvieron recientemente una reunión en La Moneda para coordinar un traspaso de mando ordenado y con disposición al diálogo. Kast consideró que la polémica por el reajuste no va en sintonía con ese clima.
"Tuvimos una muy buena reunión para ir conversando cómo va a ser el traspaso de un gobierno a otro. Creo que esto no ayuda a ese buen traspaso", subrayó Kast, dejando claro que no pretende que este tema se convierta en el eje de la relación entre ambas administraciones.
La semana pasada, el presidente del Partido Republicano, Arturo Squella, había advertido que avanzar en el "amarre" de funcionarios podría dañar la relación futura con el próximo Gobierno. Incluso, desde la UDI se anunció que recurrirían al Tribunal Constitucional si es que esa norma lograba aprobarse.
Ante este escenario, Kast señaló que no ve necesario recurrir a este tipo de medidas para resguardar a quienes realizan bien su trabajo, y cuestionó que su incorporación en una ley de reajuste envíe "una señal equivocada" y no contribuya a abordar las prioridades sociales más inmediatas.
