La crisis económica provocada por la inflación en Estados Unidos está afectando con especial dureza a la comunidad latina, que se ve obligada a recurrir a los bancos de alimentos para poder celebrar la Navidad.
En la ciudad de Industry, California, la imagen típica de las películas navideñas con luces brillantes y mesas abundantes choca con la realidad de miles de familias que hacen largas filas desde la madrugada para recibir ayuda alimentaria.
Joe Nino, un hombre jubilado, es uno de ellos. "La situación económica es muy baja. Llevo comida para mi sustento en casa y familias que no tienen una buena situación económica", cuenta a la agencia EFE.
Victoria Hernández, una mujer que lleva 50 años viviendo en EE.UU., también es habitual en estas colas. Su pensión de jubilación no le alcanza para llegar a fin de mes. "Lo que nos dan del seguro social no es suficiente... Comida y rentas, es muy difícil", lamenta.
Según datos del Banco de Alimentos de Los Ángeles, la inflación ha provocado que lo que antes se compraba con 25 dólares ahora cueste entre 35 y 40, un incremento del 60%. Esto ha golpeado incluso a familias de ingresos medios, rompiendo el estigma de que solo las personas sin hogar acuden a estos centros.
"Es lo que nosotros le llamamos el 'working poor'- tienen trabajos, pero tal vez con su empleo no ganan lo suficiente para poder vivir", explica Christina Quesada, directora de Relaciones Corporativas del banco de alimentos.
La crisis se siente con especial crudeza en ciudades como Paramount, donde el 80% de la población es de origen hispano. Ante esta situación, han surgido iniciativas como la campaña "Season of Giving" de la cadena de supermercados Grocery Outlet, que busca recaudar fondos para proporcionar tres millones de comidas antes del 31 de diciembre.
