El Gobierno colombiano generó una nueva polémica al anunciar la venta de títulos de tesorería (TES) por $23 billones a un único inversionista, cuya identidad se mantiene en secreto. Esta operación, realizada por el Ministerio de Hacienda, ha despertado preocupaciones sobre las políticas de emisión de bonos que está manejando el Ejecutivo.
Javier Cuéllar, director de Crédito Público, explicó que esta estrategia de endeudamiento busca optimizar la relación entre el costo de la deuda y los diferentes riesgos financieros a los que está expuesto el portafolio de deuda de la Nación, entre ellos, el riesgo de liquidez. Según Cuéllar, con esta emisión se evitó una "transferencia material a las primas de riesgo, país que nos hubiera llevado a pagar cada vez mayores tasas de interés en 2026".
Los analistas y agentes del mercado han estimado un incremento exacerbado en la volatilidad de las tasas de interés y tasa de cambio para el próximo año, en línea con el calendario electoral, las decisiones de política monetaria y las tensiones geopolíticas. Eso ha dado lugar para que, en las últimas semanas, algunos flujos especulativos hayan intentado llevar las tasas de los TES a niveles superiores a 13%.
Con esta operación, el Gobierno logró prefinanciar parte de las necesidades del primer trimestre de 2026 y estabilizar la curva de rendimientos en niveles cercanos al 12%, lo que se espera que reduzca el promedio de las tasas de endeudamiento interno durante el próximo año.
El comprador de los $23 billones en TES es un gestor de activos de renta fija estadounidense que tiene una vocación de inversión a largo plazo. Según las autoridades, este inversionista institucional ha mostrado su respaldo en las últimas emisiones de deuda externa y ahora también en la deuda interna.
Estas acciones se enmarcan en la estrategia de endeudamiento del Gobierno, que busca reducir los riesgos de liquidez y optimizar los costos de la deuda pública. Sin embargo, la falta de transparencia en la identidad del comprador y la concentración de la emisión en un solo inversionista han generado cuestionamientos sobre la gestión de las finanzas públicas.












