El ejercicio del poder suele generar discrepancias, y eso es lo que parece estar sucediendo en el gobierno actual. Algunas de las decisiones tomadas, como la eliminación de subsidios, si bien pueden ser responsables, han generado malestar en la ciudadanía, especialmente en los sectores más desfavorecidos, quienes no logran entender y aceptar fácilmente el aumento de precios.
Pero lo más preocupante parece ser el nombramiento de Mario Godoy en el Consejo de la Judicatura (CJ). Según se indica, Godoy no fue propuesto por el jefe de Estado, sino por el presidente de la Corte Nacional de Justicia (CNJ), lo que ha generado sospechas sobre la transparencia del proceso. Incluso, uno de los otros candidatos en la terna, Juan Carlos Benalcázar, habría afirmado que dentro del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS) le habían indicado que su postulación era solo una formalidad, pues el nombramiento de Godoy ya estaba decidido.
Este tipo de situaciones erosionan la credibilidad del gobierno y generan la percepción de que las decisiones se toman al margen de los procedimientos establecidos. Además, algunas declaraciones de ministros, como la de Sade Fritschi, quien se jactó de haber sido llamada al gobierno por haber puesto un comentario en Instagram del presidente electo, no hacen más que alimentar la crítica.
El analista consultado señala que el nombramiento de Enrique Herrería, una figura capaz y conocedora, no debería servir como patente de corso para que otros miembros del gobierno cometan "tonterías". Advierte que el desgaste puede llevar a una debacle si no se toman las medidas correctivas necesarias.
En resumen, el gobierno enfrenta cuestionamientos por decisiones que han generado malestar en la población, así como por nombramientos que parecen responder a intereses ajenos al bien común. Estas situaciones erosionan la credibilidad y pueden derivar en un mayor desgaste si no se atienden adecuadamente.
