La organización Global Sumud Flotilla (GSF) ha anunciado que en la primavera de 2026 volverán a surcar las aguas del Mediterráneo rumbo a la Franja de Gaza con la "mayor acción civil coordinada por vía marítima para Palestina hasta la fecha". Según el comunicado, más de un centenar de barcos cargados con ayuda humanitaria y más de 3.000 participantes procedentes de más de 100 países participarán en la iniciativa.
La nueva misión se plantea mucho más ambiciosa que el último intento de arribar a las costas palestinas ocupadas, frustrado de forma violenta por Israel en octubre de 2022. En aquella ocasión, más de 40 barcos fueron asaltados por militares israelíes en aguas internacionales y sus 473 tripulantes fueron detenidos y deportados a sus respectivos países.
Según el activista brasileño Thiago Ávila, uno de los líderes de la flotilla, esta vez "no solo buscamos romper el asedio, sino también desembarcar en Gaza y, quien pueda, llevar a cabo allí misiones de solidaridad en las áreas de salud, construcción o comunicación". Ávila, que formará parte del comité de dirección de la nueva Flotilla, admite que la responsabilidad es "aún mayor" que en la ocasión anterior.
La organización ha adelantado que la nueva iniciativa contará con más de 1.000 trabajadores del sector sanitario a bordo de "buques equipados con medicamentos y equipos vitales" que buscarán coordinarse con el personal sanitario local. Además, incorporan la idea de llevar hasta los territorios palestinos ocupados "presencia civil sostenida y especializada".
Los organizadores de la Global Sumud Flotilla aspiran incluso a establecer una "presencia de protección civil no armada" cuyos participantes "estarán altamente capacitados para trabajar junto a las comunidades palestinas, ayudando a disuadir la violencia, documentar las violaciones (de derechos humanos) y fortalecer los mecanismos locales de protección y rendición de cuentas, ante los continuos ataques del régimen israelí contra civiles e infraestructuras civiles".
La Flotilla ha definido esta nueva iniciativa como una "expansión decisiva", pues, según sus cálculos, supondrá el doble de capacidad y afluencia que la anterior. "Zarparemos desde varios puertos del Mediterráneo, algunos más alejados y otros más cercanos a Gaza. El anuncio de las ciudades se hará en unos meses, pero Barcelona es un punto de referencia como refugio seguro para nuestras misiones", indica Ávila.
Algunos de los participantes en la anterior flotilla, como el ciudadano suizo Marc Formosa, celebran esta nueva iniciativa y confiesan que les gustaría volver a participar "de otra forma". Formosa, que desde su deportación a Lausanne colabora con la organización propalestina Waves of Freedom, cree que puede ser útil en la formación de nuevos navegantes o en el transporte de barcos hasta el puerto de salida.
La organización admite que "la logística será muy compleja" y trabajan desde hace meses en evitar errores de organización que se cometieron en la anterior Flotilla. Sin embargo, creen que la misión anterior sirvió para mostrar que el pueblo palestino "no está solo" y que "la presión global generada por las protestas contra nuestro encarcelamiento ilegal en una mazmorra en el desierto del Néguev aumentó significativamente la presión y fue uno de los factores que llevaron a Trump a imponer un acuerdo de alto el fuego limitado e insuficiente a Netanyahu".
